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Actualizado: 1 de mayo de 2025


Lesperut. Anatomía de la vejez. Restaurant de la calle de Montesquieu. Elemento sajon. Elemento árabe. Restaurant de San Jacobo. Historia de un magnate francés. Pesares de Lesperut. Proyecto de visitar á Sevres y Versalles. Lo primero que hemos hecho al despertamos, ha sido hablar del viejo Lesperut. Su memoria nos preocupa extraordinariamente.

Clemente Fernández, dominico y Vicario Apostólico de Formosa, me hizo el honor de acompañarme a visitar dicho Colegio, llamado de la Beata Imelda, situado en el barrio de Daitotei, en Taihoku.

El silencio era profundo, no se oía el menor ruido, a excepción del zumbido de los millares de insectos que pululaban al sol, y el suave rumor musical del agua, que en ese paraje se desliza tranquila sobre su lecho rocalloso. Mi primer impulso cuando llegamos al Universo, en Lucca, fue subir al Monasterio y visitar a fray Antonio.

Aquí apenas quiere nadie abandonar la capital, a no ser en el rigor del verano, y entonces, no suele ser para visitar los predios rústicos y dirigir o presenciar las faenas agrícolas, sino para irse a Francia o a otros países extranjeros a pasar por allá el tiempo y a gastarse la hacienda.

Emancipados ya de la silla de Oriente los que aqui vivian, sentian mas que nunca la necesidad de recordar los templos y lugares en que estaban vinculados los recuerdos de Mahoma; suspiraban por no poder visitar Zahara, Meca, Medina, todos esos pueblos en que empezó á constituirse su nacionalidad y su independencia; no deseaban mas que ver reproducida de algun modo en Occidente la memoria de los hechos consignados alli en el pavimento de sus mezquitas, en las piedras de sus muros y en las praderas de sus fecundos valles.

Las casas de los particulares están también con proporción y en ellas reciben á los forasteros que los van á visitar. Y lo que más admira es que para fabricarlas no usan de otro instrumento que de una hacha de piedra con que cortan maderos muy gruesos, aunque con mucha dificultad.

Hacía frecuentes viajes; recibía cartas cifradas de París; iba a Menorca para visitar la escuadra surta en Mahón, y valiéndose de sus amistades de antiguo oficial, catequizaba a los compañeros, preparando una sublevación de la marina.

Aún podía comenzar de nuevo la vida, seguido de los suyos. El mundo es grande. Donde su hijo encontrase la existencia, también podría buscarla él. Y Salvatierra volvió algunas mañanas a visitar a su viejo compañero. De pronto, se ausentó.

Algunas madres había que no pasaban por esto; pero eran las ridículas, así como los maridos que seguían conducta análoga. Algún canónigo solía dar mayores garantías de moralidad con su presencia, aunque es cierto que no era esto frecuente, ni el canónigo paraba allí mucho tiempo. El clero catedral prefería visitar a la Marquesa de día. A los escrupulosos se les llamaba hipócritas y adelante.

Nuestro deseo de visitar el interior de la torre, creció entonces naturalmente con el atractivo del fruto prohibido, y pasamos á la ventura un puente echado sobre los fosos.

Palabra del Dia

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