Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 5 de junio de 2025


Cuando Visitación era soltera, se dijo ¡de quién no se dice! si había saltado o no había saltado por un balcón... no por causa de incendio, sino por causa de un novio que algunos presumían que había sido Mesía. Todas eran conjeturas; cierto nada. Como ella era algo ligera... como no guardaba las apariencias....

Tenía los ojos enrojecidos, miraba duramente a todos lados y permanecía silencioso. Sólo sonreía forzosamente cuando le dirigían la palabra, como si su pensamiento estuviera lejos, muy lejos. El campanero, en cambio, era más locuaz que de costumbre. Hablaba de la fortuna del cardenal, de lo rica que iba a ser doña Visitación, de la alegría que tendrían aquella noche muchos del cabildo.

Como buen español, quiero ayudar al gobierno con mi dinero, tanto más cuanto que ésto produce ganancias. No ciertamente lo que poseo: serán veinte millones de reales: tal vez más. Todo ahorrado por , aumentado con buenos negocios. No puedo quejarme de la suerte; el Señor me ha ayudado. ¡Y todo para mi pobre Visitación!

Tarsila, Obdulia, Visitación, otro pimpollo que se escapaba por el balcón en compañía de su novio, la misma marquesa de Vegallana, sus hijas, sus sobrinas de la aldea, todo Vetusta, la de clase inclusive, salía allí a la vergüenza, en aquella venganza solitaria de las dos señoritas incasables de Ozores.

Visitación también iba de tarde en tarde, la Marquesa casi nunca, y así de todos los amigos y amigas; el Magistral y sólo el Magistral. Aquel buen señor «hacía el vacío» en derredor de la Regenta. Ella estaba contenta, no parecía echar de menos a nadie; pero él, don Víctor, no era de la misma opinión; quería trato, conversación, amena compañía.

Una noche en la tertulia de Visitación Olías de Cuervo, Obdulia le había tocado con una rodilla en una pierna.

Visita iba señalando en su cuerpo, sin coquetería, sin pensar en lo que hacía, las partes correspondientes de la Regenta, que describía con entusiasmo; y dijo al terminar su descripción apuntando hacia atrás: Se precia «esa otra» de buenas formas.... ¡Buena comparación tiene! La cita era sabia y oportuna. Visitación suponía a don Álvaro enterado de lo que era aquella otra ¡y no había comparación!

Anita contestaba con sonrisas.... De pronto apareció Visitación la del Banco, que vestía un traje de organdí con flores de trapo por arriba y por abajo. El escote era exagerado. Chica, vienes escandalosa le dijo la Marquesa, mientras le mordía la cara al besarla, para apagar así la risa. Visita miró como pudo hacia donde había mirado doña Rufina, y contestó sin turbarse: ¡Bah, no me parece!

Después de Pedro los menos bulliciosos eran la Regenta y el Magistral; a veces se miraban, se sonreían, De Pas dirigía la palabra a Anita de rato en rato, tendiendo hacia ella el busto por detrás de la Marquesa, para hacerse oír; don Álvaro los observaba entonces, silencioso, cejijunto, sin pensar que le miraba Visitación, que estaba a su lado.

Al bajar de la torre y pasar por el trascoro las había visto, las había conocido, eran la Regenta y Visitación; estaba seguro. ¿Cómo habían venido sin avisar? Don Cayetano debía de saberlo. Cuando una señora de las principales, como era la Regenta, quería hacerse hija de confesión del Magistral, le avisaba en tiempo oportuno, le pedía hora.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando