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Actualizado: 16 de julio de 2025


El tenor miraba su cisne, como si allí no hubiese otro ser digno de atención, y en el místico ambiente fue desarrollándose un hilo de voz tenue, dulce, vagoroso, cual si viniera de una distancia invisible. ¡Mercè, mercè, cigno gentile!... ¿Qué fue lo que estremeció todo el teatro, poniendo de pie a los espectadores?

Cristoval, indio amigo, que viniera De all

Doloroso es que allí quede; pero más doloroso seria que allí se quedara y aquí viniera. Sentiria un vivo pesar, si viese alguna vez reproducida en mi país esta costumbre degradante. ¡Qué! ¿Juzgas quizá que tu país es más morigerado que Francia? No; no creo eso.

6 Aquella noche ocupara oscuridad, ni fuera contada entre los días del año, ni viniera en el número de los meses. 7 ¡Oh, si fuere aquella noche solitaria, que no viniera en ella canción! 8 Maldijéranla los que maldicen al día, los que se aparejan para levantar su llanto. 10 por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba, ni escondió de mis ojos la miseria.

Señora, espere usted, por Dios, á que venga mi protector: yo se lo ruego por la gloria de su madre. La idea de que viniera Coletilla é impidiera la expulsión de la huérfana, puso á Salomé en grave peligro de que le diera el quinto ataque. ¡Qué agonía! dijo sentándose. Francamente, nuestra excesiva benevolencia nos trae á estos extremos.

El chico, un ángel de Dios, trabajador, modosito y callado, estaba en una casa de comercio; la niña ¡cuánto siento no tener aquí su retrato! la niña, que era un serafín, con unos ojazos azules y una trenza rubia, gruesa como mi brazo, y que cuando correteaba por nuestro huertecillo parecía una de esas señoritas que salen en las óperas, no iba a Barcelona con su madre sin que algún joven viniera tras sus pasos.

En ciencias y artes hubo, a pesar de la Inquisición, hombres eminentes y gozaron algunos tanta libertad, que Francisco de Villalobos, médico de la Reina Católica, pudo decir sin que le viniera perjuicio, frases tan arriscadas como esta: Yo no hablo con teólogos: y si los filósofos se acogen a ellos harán como los malhechores que se acogen a la Iglesia.

¡Dios mío! ¿Mauricio está aquí pues? ¿Dónde quiere usted que esté? En este momento acecha en la entrada del castillo ... Está vestido como yo, pero á él no le reconocerá usted ... tiene una barba gris.... ¿Cómo verle? ¿Por qué no viene á mi encuentro? ¿Y su tía de usted?... Le ha escrito para que viniera á reunirse conmigo. No ha recibido la carta. ¿Puede usted venir mañana á misma hora?

Juan partía al día siguiente... Bettina le rogó con insistencia viniera a pasar el último día en Longueval, a comer con ellas. Pero Juan se negó, alegando sus ocupaciones la víspera de la partida. Llegó a la noche, como a las diez y media. Había venido a pie, y más de una vez en el camino, pensó volver sobre sus pasos. Si tuviera valor se decía, no la volvería a ver.

Ya eres otro; ya estás donde yo quería y esperaba verte... no tan pronto, es verdad, y esto es lo que me sorprende y maravilla; pero, al fin, estás... estás, eso es; y puesto que estás, procura no perder lo adquirido; guárdalo, ¡caray! como un tesoro que es tuyo legítimamente, descubierto en tu propio terreno... Mañana o el otro, esos señores se irán por donde han venido, y sería una triste gracia, Leto, que en cuanto se quitara el puntal se nos viniera la casa abajo... No, señor, ¡caray! no, señor.

Palabra del Dia

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