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Actualizado: 25 de mayo de 2025


Los hombres lo empequeñecen todo. Desdichadas las almas que siendo hermanas de lo infinito, tienen que entroncarse a la fuerza con estas miserias del planeta llamadas cantidad, relación, gravedad. Verdaderamente, ¿qué cosa más contraria a lo infinito y a lo ideal que aquellos nefandos papeles? «Esta es del Monte murmuró Isidora con el corazón oprimido . Esta... ¿a ver?.... es la de mi calabrote.

Pocas veces se les imprime también el tono verdaderamente dramático, predominando de ordinario el épico ó el lírico, ó ahogado y confundido con la balumba de ampulosa fraseología.

Su nuera aparece en el suyo, más desaliñada que nunca, con la cara roja como un pimiento seco y con la crin suelta, en medio de una espesísima nube de humo, ¡aparición verdaderamente infernal!; saca medio cuerpo fuera de la balaustrada, y con voz ronca y destemplada grita, mirando al piso segundo: ¡Tía!...

Algunas partidas de cientos que he tenido la fácil galantería de perder con el señor Laroque, me han conciliado los favores del pobre anciano, cuyas débiles miradas se clavan algunas veces sobre , con una atención verdaderamente singular.

Y el empleado, que había oído ya varias veces su historia sin prestarle mucha atención, se llevó un dedo á la frente mirando á la mujer de la taquilla. Los dos se entendieron con una sonrisa que decía lo mismo: «Está loca, verdaderamente locaLa vieja apenas pudo dormir aquella noche. Sentía intranquila su conciencia. Era una egoísta que guardaba para ella toda la felicidad de su descubrimiento.

Sorege, que había vuelto como si nada hubiera pasado, me tenía al corriente de todas las fases de la partida empeñada por ti. Se había vuelto risueño y ya no me hablaba de amor. Debí temerlo todo, pero una especie de aturdimiento me dominaba y no estaba verdaderamente en posesión de mi razón.

Doña Clara Soldevilla solicitó una audiencia del rey y no pudo conseguirla. Dorotea esperó en vano toda la tarde al duque de Lerma y á don Francisco de Quevedo, con la mesa puesta, y ya cerca de la noche se puso verdaderamente mala y se metió en el lecho.

De ese otro a quien odio y aborrezco, también tenemos que hablar; pero quien me importa verdaderamente, eres . Ya lo estás viendo: me has dicho que el niño nada tiene que ver conmigo, y sigo diciéndote que no puedo vivir sin ti. ¿Pues qué recurso sino conformarse? ¡Si fuera en Francia! , allí creo que se casan y se descasan como perros.

Cuando Watson, después de la cena, intentó disculparse con Robledo, pidiendo que le perdonase su rudeza, el español le hizo callar. No hablemos del pasado; tan amigos como antes: lo nuestro resulta un incidente sin importancia. Lo verdaderamente terrible es lo del pobre Pirovani y la situación en que se ve Canterac... Comprendo la impresión que han producido en usted sus palabras. ¡Pobre hombre!

A un instinto verdaderamente piadoso sólo esto se le puede contestar: es que la humanidad está tan mal organizada, que no hay que dar a escoger a los pueblos entre la paz y la libertad, porque es tan de origen divino la una como la otra; la libertad es tan divina como la paz.

Palabra del Dia

bagani

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