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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Dentro de la superficie de un kilómetro cuadrado entendí que había ciertas emanaciones sutiles de cierto fluido mil veces más tenue que el aire; fluido que penetraba el aire todo, infundiéndose en los vacíos e intersticios que dejan sus moléculas. Este fluido, que el hombre no verá, ni pesará, ni sentirá jamás con sus sentidos, no se eleva más allá de un kilómetro.
Verá usted qué bien me voy a portar ahora. ¿Hombres?, ni mirarlos. No quiero cuentas con ninguno. Mi hijito y nada más. Sí... quien te conozca que te compre. ¡Ah!, usted no me conoce, señora... ¿Cree que...? Ja, ja, ja... Mi hijito, y aquí paz... Verá usted; nos haremos cargo de que es hijo de las tres, y tendrá tres madres en vez de una... A la santa le hizo gracia aquella extraña idea.
Señora Braun, hágame el favor de traerme al jardín el ramo que verá usted en un jarro del Japón sobre una mesita del cuarto de Magdalena, porque hay que hacerlo enteramente igual a ése.
Y le puso primero el dedo en la frente y después en el sitio del corazón. Cuando venga alguno que sepa interesarte de verdad, ya se verá cómo desaparecen todas esas ideas de celibato. Cecilia levantó los hombros y volvió a quedarse con los ojos extáticos, rehuyendo la conversación. Ya no salía tantas veces con su cuñado de caza. El cuidado de las niñas reclamaba su presencia.
Pero durante la permanencia de Clara en Ateca pasaron cosas que influyeron poderosamente en el resto de su vida. Vamos á referirlas, porque de ellas se deriva casi toda esta historia; y por tan importantes y graves, las dejamos para el capítulo siguiente, donde las verá el lector, si está decidido á no abandonarnos. #El sobrino de Coletilla.#
Capítulo LXVI. Que trata de lo que verá el que lo leyere, o lo oirá el que lo escuchare leer
Se le metió en la cabeza que había de dar en la suya al presuntuoso Bazar del Papagayo, que está a su vera, y lo ha conseguido sin gran esfuerzo.
Y aunque se tomara... Véngase, véngase, don Adrián; y verá usted qué guapamente estudiamos las condiciones marineras del Flash... desde tierra firme.
El capataz habló con mi padre; y éste, de repente, me hizo señas de que me acercara, y dijo: ¡Este es el muchacho!... Como obediente y humilde, no tiene yunta ... ¡el otro que podía igualarlo se nos murió la vez pasada!... ¡Como conocedor del monte y del arroyo, lo verá en el trabajo!
No hay cosa como callar, escrita hacia 1638, por hacerse frecuente mención del sitio de Fuenterrabía por los españoles, que ocurrió en el año 1638. Certamen de amor y celos, hoy ya perdida, según parece, y escrita por Calderón, por testimonio de Vera Tassis, en el año de 1640 por orden del Rey.
Palabra del Dia
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