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Actualizado: 12 de junio de 2025


Quieres ver á Doña Blanca, y la verás, pero con menos peligro de lances y de escándalo. Pasado mañana va D. Valentín á la casería con el aperador, á vender unas tinajas de vino. Entonces podrás ver y hablar á Doña Blanca. Para evitar mayores males, te llevaré yo mismo. Yo entretendré á Clara á fin de que hables á solas con Doña Blanca y le digas cuanto tienes que decirle.

No cómo tenías paciencia para aguantar tal retahíla de mentiras y sandeces... Y ahora se sale con vender novedades... ¡qué porquerías serán esas! Te aseguro que me daba un asco... La entrada del Sr. de Pez cortó la serie de observaciones que sin duda habían de ilustrar el asunto.

Novoa miró con respeto á este hombre que se llamaba su amigo y se creía en la miseria con trescientos mil francos anuales. Mi administrador continuó el príncipe me habló de vender Villa-Sirena lo mismo que el palacio de París. Parece que el «nuevo rico» quiere quedarse con todo lo mío. ¡Liquidación completa!... Pero yo me he opuesto. Este rincón es mío; lo he formado yo.

A las ocho de la mañana se fueron los indios expresados, y las cinco de la tarde volvieron con tres chinas, que dicen habian dejado al resguardo de los caballos que traian para vender: se les obsequiò de la misma suerte que el dia de ayer.

Pos á añade el comprador, lo que toca al particular, también me gusta la planta y el aquel de la pareja.... Conque si el señor trae gana de vender, diga, si á mano viene, en lo que estima su hacienda, que yo á comprar he venío.

Mi pobre esposo ha sufrido una pérdida de cuatro mil doscientos pesos. El comerciante encargado de vender el vino se ha declarado en quiebra. Esta gran desgracia mi marido la sufre con la mayor resignación. Según se dice, el comerciante de vinos, que es de Nuits, resulta ser un desgraciado, pero de una honradez sin límites.

El frayle quiso vender á un diamantista algunas de las piedras preciosas hurtadas, y este conoció que eran las mismas que le habia comprado á el propio el Inquisidor general. Fué preso el santo religioso, y confesó de plano á quien y como las habia robado, y el camino que llevaban Candido y Cunegunda.

Estaba ocupado en vender un tapabocas a dos mujeres que llevaban de las manos a un chiquillo barrigudo, y era de admirar la paciencia con que aquel hombre, siempre sonriendo, sufría a las feroces compradoras, que por seis reales regateaban durante ¿media hora.

Y ya te aviso que no me vuelvas a pudrir la sangre con tus compañías.... ¿Soy yo aquí alguna niña pequeña? Anda a vender barquillos, que ahí en el paseo hay quien compre, y en la Fábrica maldito si sacas un real en toda la tarde.... La chica vale un Perú Mal que le pese a Josefina y a todas las señoritas de Marineda, las profecías de Borrén se han cumplido.

Apuntó la idea de vender la casa, y retirarse a Mayvill, para vivir allí en el campo tranquilamente con la señora Percival, pero yo insistí en que esperara, al menos por ahora.

Palabra del Dia

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