Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de junio de 2025
Al lado de la cascada, entre ella y el grueso torrente del Dard, reside durante el verano una pobre paisana, en una humilde choza situada como un mirador sobre el alto peñascal, Su oficio es vender á los excursionistas algunos ligeros comestibles y refrescos y esa multitud de pequeñas curiosidades artísticas, vegetales y minerales que aparecen reunidas en modestos museos en todos los sitios concurridos de Saboya y Suiza.
Ellos, en sus códigos, determinan cuándo las mujeres somos capaces y cuándo incapaces, habiendo resuelto que seamos menos capaces cuando estamos a su lado, ya que las casadas no pueden comprar, ni vender, ni contratar, ni comprometerse, como las solteras mayores de edad.
Era también triguera el agua de la fuente, porque sus raras cualidades consentían, aunque era difícil operación y que debía hacerse con gran sigilo, que valiéndose de una escoba de palma enana, se rociase con ella el trigo que se iba a vender, dejándolo expuesto al sol para que se secase.
Le apodaban Manos Duras, nombre famoso en el país y resultaba un vecino inquietante, pues vivía de vender reses, y nadie lograba averiguar dónde había hecho antes sus compras. Algunos viejos, conocedores de su origen, lo declaraban nacido en la Pampa Central.
La parte baja y central contiene un bazar de curiosidades para vender á los visitantes, donde hay conciertos permanentes, cosmoramas y otras diversiones instructivas.
No hay allí recursos de ninguna clase; muchas veces he bajado, y viendo huevos frescos, he querido adquirirlos a cualquier precio. Con una calma desesperante, con apatía increíble, contestan: «No son para vender», y es necesario renunciar a toda resistencia, porque el dinero no tiene atractivo para esa gente sin necesidades.
La tradición, sin embargo, subsiste en el pueblo, y yo vi vender en las plazas de Sevilla hojas sueltas impresas en que se refería esa historia en forma de romance. Riccoboni: Histoire du theatre italien, tomo I, pág. 47. Hippolyte Lucas: Histoire du theatre français: París, 1843, págs. 395 y 397.
Delante de nosotros diligente, Pescaba cada cual muchos pescados: Ninguno en los vender era inocente, Que son en el vender muy porfiados. Despues mucho maiz en abundancia Trajeron por gozar de la ganancia.
Pero si la madre te la quiere vender en matrimonio, o más bien a la fortuna que vas a heredar cuando yo muera, díle que el viejo Nébel no está dispuesto a esos tráficos, y que antes se lo llevará el diablo que consentir en eso. Nada más te quería decir.
Porque todo se arreglaba por dinero y sumisiones en Roma, residencia del poder absoluto para atar y desatar, para vender el perdón y la indulgencia divinas, y no eran el crimen o el vicio, expiables por el arrepentimiento, los que tenían que pagar el más alto rescate.
Palabra del Dia
Otros Mirando