Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de junio de 2025
Hablaron un momento del alma y de la bondad de Dios. Zorraquín halló en su espíritu cierta dificultad para retrotraerse a su antiguo oficio, tan distinto del que entonces tenía; pero al fin pudo vencer su desgana de oír pecados. Quitose la boina, sentose, apoyó el codo izquierdo en la cama, y acariciando con la derecha mano el sable, preparose a escuchar la confesión de su infeliz amigo.
No contribuían poco a asustarla las voces de los marineros, que para alentarse y vencer la resistencia de las olas a cada golpe de remo gritaban a un tiempo: ¡Aaaguanta!..., ¡aaaguanta!... Cada vez que sonaba esta palabra en el aire con ritmo brutal, Rosario exhalaba un grito de angustia; tanto que la vivaracha señorita de Mory, temiendo que se pusiera mala, dijo a los marineros: Señores, hagan ustedes el favor de no decir aguanta, porque esta señorita se asusta mucho.
Donna Olimpia ha querido que nuestra separación sea súbita y por sorpresa para ahorrarnos a todos el trance desgarrador de la despedida. Ella desea que Morsamor alcance grandes victorias, triunfos y laureles en la India; entiende que para esto perjudicaría a Morsamor si le siguiese y por eso le deja. Si él por un lado, ella también separadamente por otro, puede vencer y triunfar sola.
Viose Lotario puesto en la estacada que su amigo deseaba y con el enemigo delante, que pudiera vencer con sola su hermosura a un escuadrón de caballeros armados: mirad si era razón que le temiera Lotario.
A este primero, siguió casi al mismo tiempo un segundo cañonazo, que cubrió a los defensores de hielo pulverizado, con un zumbido terrible. Materne, al oírlo, no pudo menos de bajar la cabeza; pero en seguida se puso derecho, exclamando: ¡Venguémonos, hijos míos!... ¡Aquí están!... ¡Vamos a vencer o a morir!
Yo podría si quisiera; pero no quiero, porque, al fin y al cabo, no estoy tan limpio como debiera estarlo, de la culpa de los estúpidos extremos de tus padres al nacer tu infeliz hermano. ¡Ah, si yo hubiera tenido entonces un poco más de carácter y no me hubiera dejado vencer de ciertas debilidades!... En fin, ya no tiene remedio.
Algún pensamiento extraño sacudía furiosamente su alma, porque al cabo de un rato, no sólo los ojos, sino todo el cuerpo, ofrecía singular inquietud. Miraba de vez en cuando a su amigo, se pasaba la mano por la frente, rascábase la cabeza. Por último, no pudiendo vencer su agitación, alzose de la silla donde estaba y comenzó a dar vivos paseos. Mario seguía llorando con la cabeza entre las manos.
Pepita no pudo contenerse. El porvenir de felicidad con que había soñado se desvanecía como una sombra. Su resolución inquebrantable de vencer a toda costa a aquel hombre, único que había amado en la vida, único que se sentía capaz de amar, era una resolución inútil. D. Luis se iba. La juventud, la gracia, la belleza, el amor de Pepita no valían para nada.
Como no hay mala ventura que no tenga término, la nave Argo logró casi vencer los obstáculos todos y se encontró al final del estrecho y muy próxima a lanzarse en la amplitud del Atlántico. Larga y profunda calma tuvo, sin embargo, parada la nave e impaciente su tripulación durante muchas horas. Pero, no hay mal que por bien no venga.
Yo he navegado siempre con las velas desplegadas en un mar de aceite, iluminado por el sol radiante, empujado por la brisa y acompañado de las musas y las gracias. Estoy acostumbrado a vencer; he hallado en la vida todas las puertas abiertas y todos los corazones también.
Palabra del Dia
Otros Mirando