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Actualizado: 28 de mayo de 2025


Muerta su esposa, trasladóse Lope a la Corte, donde su antiguo perseguidor Jerónimo Velázquez pide a la justicia le sea levantado lo que le falta por cumplir de la condena de destierro; acaso esperando, según han maliciado eruditos modernos, que el fecundo y ya famoso poeta se casaría ahora con Elena, ya también viuda por aquellos tiempos.

Nació aquel niño el año de 1629, durante la permanencia de Velázquez en Italia, que le retrató varias veces, y se supone que la primera en un lienzo que hoy se conserva en Castle-Howard. Tiene allí el Príncipe dos años y esta representado en pie sobre un peldaño en segundo término: ante él se ve un paje enano.

El que le viese deslizarse solapadamente por las calles, oculto en la sombra y volviendo á cada instante la cabeza, no pensaría ciertamente que tuviese vivos deseos de andar con los intestinos á nadie. Bien había echado de ver su ausencia Velázquez allá en la tienda de Crisanto.

Trabajo cuesta creer que en un lienzo de Velázquez y tan admirable como éste, se atreviese a introducir novedades o reformas otro pintor y menos Mazo; pero téngase en cuenta que en aquella época, los que podían mandar eran obedecidos con más facilidad que ahora, sobre todo si era artista el que había de obedecer.

Cada español aficionado a la pintura, tiene sus trozos favoritos en el conjunto de las obras de Velázquez: yo, reconociendo la mayor importancia de las grandes composiciones como las Hilanderas y las Meninas, confieso que siento particular afición a esa cuadrilla de payasos tristes, que no me parecen retratos independientes, sino figuras de un mismo cuadro, actores de un mismo drama que por su voluntad se han separado para pensar a solas, pero que pueden reunirse cuando quieran.

Así se prolonga la estancia de la Corte en Zaragoza y Velázquez que, antes como criado que como artista, ha ido sirviendo a S. M., traba conocimiento con el pintor Jusepe Martínez.

Se comprende que Velázquez, por broma o por estudio, retratase a un par de ellos, como había hecho en Fraga con el Primo, que también figura en la citada relación: pero cuando pintó tantos no es ningún disparate suponer que lo haría de orden del Rey.

Yo no digo más que una cosa replicó Isabel, y es que si fuese hombre me gustarían las mujeres, pero no los elefantes. ¡Anda con ella, hija! exclamó Frasquito. ¡Cómete la cabeza y no dejes siquiera las espinas! Oye , empachoso, yo no me como carne tan dura. la subes mucho, porque está Velázquez presente. Este se hallaba molestísimo.

No se ha divertido jamás de la vida ni se divertirá. Ahora mismo está pensando en el gasto. Velázquez sonrió y trató de alejarse, pero el viejo le retuvo.

Sólo Cruzada Villamil lo puso en duda, pero los artistas y escritores se entusiasmaron con la idea de saborear apreciaciones y juicios de Velázquez en materia tan de su competencia.

Palabra del Dia

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