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Actualizado: 28 de mayo de 2025


En lo que no andaba descaminado Bocherini, era en decir que quien más agradaba a Velázquez era Tiziano, lo cual se conoce, no porque le imitase deliberadamente, sino porque en sus obras veía que aun dando a la poesía mayor espacio, también procuraba reflejar la vida con poderosa intensidad.

Es copia de la memoria que se hiço de lo que se alló, en el quarto del Príncipe nro Sr, que eran alhajas de su Mg.d, hallándose presentes el dho D. Fran.co, de Rojas, aposentador, Juan Baupdel Mazo, yerno de Diego de Silua Velázquez, aposentador que fue, y por cuya muerte estauan en dicho quarto para diferentes disposiciones; y entre otras alajas del mismo Diego Velázquez, que se reconoçieron y apartaron, y las tocantes a Su Mag.d, quedaron a cargo del dho don Fran.co de Rojas, y pasó en mi presencia, y así lo çertifico, en M.d a veinte y nueve de Septt.e de mil y seiscientos y sesenta y un años.

Pero yo espero que saldrás de aquí satisfecho y llevarás medicina con que te cures pronto y logres tus deseos... Díme antes de empezar qué es lo que te pasa. Velázquez la miró con sorpresa.

Por lo que no se guardó ya tanto de él: festejaba á la tabernera con su habitual desembarazo y sostenía con ella, hasta en presencia del guapo, largos apartes en los cuales se embromaban y reían como locos. La desazón de Velázquez era tan grande que para nadie pasó inadvertida. Se hicieron comentarios en voz baja y no faltó quien reconviniese á Antonio por su conducta.

En el Instituto de Jovellanos de Gijón, hay varios: los principales son una carroza con dos caballos vista por la zaga, hecho a pluma, y un apunte con lápiz rojo para la figura del Marte. Grabados de mano de Velázquez, no se conocen más que dos. Uno al agua fuerte retocado con buril y otro a punta seca.

Los pintores vencidos en aquel certamen fueron Caxés, Nardi y Vicencio Carducho, quien debió de quedar amargado para mucho tiempo, pues seis años más tarde al publicar su libro aún atacaba encubiertamente a Velázquez.

Señor: Diego de Silva Velázquez, Aposentador de Palacio, dice que de los ordinarios de su oficio se le esta deviendo un año entero que ya aporta setenta mil reales y más se le deve el año de cinquenta y tres treinta mil, y los barrenderos y oficiales de mano dependientes de su oficio no sirven ni dan recado, y lo que más es que no hay un real para pagar la leña de las chimeneas del quarto de S. M. con que esta en peligro de una gran falta.

Este paso fué la gota que hizo rebosar el coraje de Velázquez, demasiado tiempo comprimido. Volvióse hacia ella y con gesto desabrido le preguntó: ¿Qué se le ha perdido á usted aquí, niña? Era costumbre fatal del guapo tratarla de usted cuando estaba enojado, para hacer más ostensible su desdén.

Hubo un largo silencio mientras caminaban lentamente la vuelta de casa precedidos y seguidos de otros grupos. No te vayas á figurar que á me importa ya nada de ese tío profirió ella al cabo. No me figuro nada respondió secamente Velázquez.

Dice Stirling que, a causa de esto, el Jacob pintado por Velázquez es menos conmovedor que el descrito por Moisés. En lo demás, la terrible escena esta tratada con la gravedad que correspondía a un pintor católico del siglo XVII.

Palabra del Dia

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