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Actualizado: 6 de mayo de 2025


Si esa muchacha se hubiera puesto mala en la noche, decía la Bonnetable en tono trágico, no hubiera tenido azúcar para hacerse una infusión... Era lamentable, en efecto. En resumen, después de diversas peripecias en las que el vino se mezclaba con el azúcar y el pan, la doncella se había despedido. Debió hacerlo antes...

La reina de las Antillas, muchos millones de duros y lo mejor de nuestros barcos de guerra habían quedado en poder de los ingleses. D. Fadrique no se descorazonó con tan trágico principio. Era hombre poco dado á melancolías. Era optimista y no quejumbroso. Además, todos los bienes de la casa los había de heredar el mayorazgo, y él ansiaba adquirir honra, dinero y posición.

Verdad es que todavía se observa el deseo de aislar en muchas piezas lo cómico de lo trágico, y por cierto con desusado rigor; pero hasta en aquéllas que, como la Numancia, de Cervantes, propenden más á moverse en la esfera puramente trágica y conservar su colorido, se notan también caracteres especiales, que corresponden más bien á la comedia.

Sirva de ejemplo Antonio Vico: yo creo que la mitad de su poder trágico residió en el bosque hirsuto, terriblemente amenazador y elocuente, de sus cejas irritables.

Mi pecado, si lo hubo, fue de tardanza. No volví por ti a tiempo; ahora estoy dispuesto a enmendarme; pero quiéreme. ¿No gustas de que te respeten? Pues yo también gusto de ser respetado. No debo sufrir que de hagas tu juguete. Yo soy una chica de tan buen humor, que, por fortuna, huyo de lo trágico y todo lo tomo a risa.

¿Quién? preguntó con interés Carolina, que no comprendía nunca claramente cuándo Catalina hablaba formal. ¿Quién? ¡Pues el hombre que nos salvó anoche! Acabo de verle hace un instante llegar a la puerta. Calla: dentro de un momento estaré mejor. Y la hipócrita se pasó patéticamente la mano por la frente con ademán trágico.

El trágico mueve á terror y misericordia; el cómico mueve á risa. El trágico busca casos terroríficos para conseguir su fin; el cómico trata acontecimientos ridículos: ¿cómo queréis concertar estos heráclitos y demócritos? Desterrad, desterrad de vuestro pensamiento la monstruosa tragicomedia, que es imposible en ley del arte haberla.

Allá en Andalucía era Gallardo el héroe, producto espontáneo de un país de ganaderías. Aquí le parecía un cómico, con su cara afeitada y sus ademanes de cabotin acostumbrado al homenaje público: un cómico que en vez de dialogar con sus iguales despertaba el escalofrío trágico luchando con fieras.

Su recuerdo no tardó en resurgir, adhiriéndose á él con un interés trágico. La misma tarde que habló con su amigo en el café de la Cannebière fué á la Casa de Correos para recoger la correspondencia, que se hacía enviar á Marsella. Le entregaron un grueso paquete de cartas y periódicos.

Doña Rebeca, jadeante, necesitaba descansar; pasó en seguida de lo trágico a lo jocoso; con una extraordinaria facilidad, para decir: «No por mucho madrugar amanece más temprano».... «El que con niños se acuesta....» Entró en aquel momento la señorita de la casa.

Palabra del Dia

ciencuenta

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