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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Al verle avanzar por el campo de la ejecución con paso vacilante á causa de su obesidad, una risotada salvaje cortó el trágico silencio. Los grupos de soldados sin armas que habían acudido á presenciar el suplicio saludaron con carcajadas al anciano. «¡A muerte el cura!...» El fanatismo de las guerras religiosas vibraba en su burla.
Un año, día por día, servimos á los lectores la paciente labor de Chaves, que era, burla burlando, un pedazo de historia, fragmentaria, anecdótica, concentrada, en que había de todo: desde lo trágico á lo exquisito; desde lo terrible á lo picaresco.
Y él estaba como un hombre primitivo en el interior de una torre bárbara, sin otro signo de civilización que aquella luz macilenta que sólo servía para hacer más visibles las tinieblas, rodeado de un silencio trágico, como si el mundo se hubiese dormido para siempre. Adivinábase al otro lado del muro de piedra la sombra preñada de misterios y peligros.
ESTE drama, tan excesivamente trágico, carece de todo valer literario, pero se publica aquí para satisfacer la curiosidad de no pocas personas que deseaban verle cuando se representó y no lo consiguieron a causa de la pequeñez del salón que sirvió de teatro.
El talento de Mendoza no era, sin duda, á propósito para lo trágico, y él mismo hubo de conocerlo así, puesto que nos ha dejado un solo ensayo de esta clase.
Y 4º y último, se necesita muchísima habilidad y grande ingenio para que interesen y sean asunto principal de un libro los amores de dos personas harto secundarias, y que acaban por ser muy felices en medio de multitud de catástrofes que debieran interesarnos mucho más: muertes de San Pedro y de San Pablo, suplicios espantosos y variadísimos de cristianos a centenares y trágico fin también de Petronio, de Lucano, de Séneca, del propio Nerón y de otra multitud de sujetos de mucho fuste.
Y si no se le hace traición, se le acapara y se la ocupa de los demás y no de sí misma... Vive para los pobres, para los desgraciados y para los enfermos... Envejece... se acartona... se deseca... Y muere dijo la de Ribert en tono trágico.
Lamentó la muerte de Esteban como una desgracia en la que su padre no había tenido intervención alguna. También yo he perdido hijos... y sé que nada se gana desesperándose... ¡Serenidad! No dijo una palabra de todo lo anterior al trágico suceso. De no conocer Ferragut á su segundo, habría podido creer que lo tenía olvidado.
En las cuatro monarquías balkánicas, en ese trágico tute de reyes, ha debido ocurrir algo de esto. La historia lo aclarará, si es que la historia aclara algo. Desde luego, el rey manda: pero el rey, al mismo tiempo que rey, es marido, sujeto, por lo tanto, a las mismas influencias, peripecias y contingencias, buenas y malas, de todo marido.
No acierto a ponderar el profundísimo dolor, la tristeza y el asombro que este trágico suceso produjo en el ánimo de mi buen amigo el Vizconde de Goivoformoso, que, más bien que como hombre maduro, como apasionado y vehemente mancebo había esperado y soñado en los regocijos y deleites de aquel día.
Palabra del Dia
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