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Actualizado: 3 de junio de 2025
Comí y púseme el vestido con que solía hacer los galanes en las comedias. Fuime derecho a la iglesia, recé, y luego empecé a repasar todos los lazos y agujeros de la red con los ojos para ver si parecía, cuando Dios y enhorabuena, que más era diablo y en hora mala, oigo la seña antigua: empieza a toser y yo a toser, y andaba una tosidura de Barrabás.
Era hombre que cuando se ponía a toser hacía temblar el edificio donde estaba; excelente persona, librecambista rabioso, anglómano y solterón. Entre las casas de Santa Cruz y Arnaiz no hubo nunca rivalidades; antes bien, se ayudaban cuanto podían.
Y Sagrario, después de varias negativas, acababa por confesar sus padecimientos. Son los huesos, que me duelen. Un dolor horrible que me espeluzna apenas me meto en la cama. Parece que me los arrancan pedazo a pedazo... Y usted, ¿cómo está? Toda la noche le oí toser: parecía que se ahogaba.
Usted me dirá... ¿qué susto es ése? ¡El que yo tengo! debió responder Mario, pero no lo dijo. Limitose a llevarse la mano a la boca para toser, sin gana por supuesto, y profirió con trabajo: Si a usted le parece, podemos sentarnos. Con mucho gusto. Nada nos darán por estar de pie. D.ª Carolina aparentaba indecisión y sorpresa que no sentía.
Hablaba como una carreterona, y tenía un toser perruno y una carraspera que tiraban para atrás. A veces pedía por el camino de Carabanchel, y de noche se quedaba a dormir en cualquier parador.
Bringas, después de toser un poco, envolvió en las nubes del sueño su opinión sobre la superioridad de los baños del Manzanares ante todos los baños del mundo. La mejoría de nuestro amigo se acentuaba tanto, que Golfín desde mediados de Julio dejó de ir a la casa. D. Francisco, acompañado de Paquito, iba a la consulta dos veces por semana.
Pero a los pocos días, un esputo de sangre, que arrojó al toser, le asustó. ¿Estaría tísico? Semejante idea le llenó de espanto. Nunca había pensado en la muerte, sino como elemento artístico que utilizaba para sus poemas románticos, sacándola a relucir, demasiadamente por cierto, en apoyo de la sinceridad de sus ansias amorosas, y como medio de conseguir un bálsamo para sus penas.
¡A ve! ¡que paren... que ahí está el primé cantaor der mundo, que quié echarle una «saeta» a la Virgen! El primer cantaor del mundo, apoyado en un amigo, con las piernas temblonas y pasando a otro su vaso, avanzaba hasta la imagen, y luego de toser, soltaba el torrente de su voz ronca, en la que los gorgoritos borraban toda claridad a las palabras.
Pues, señor, hasta ahora no es gran cosa. Lo que tiene es buenos versos. Entretanto la condesita de * entra al segundo acto dando portazos para que la vean; una vez sentada no se luce el vestido; los fashionables suben y bajan a los palcos: no se oye: el teatro es un infierno: luego parece que el público se ha constipado adrede aquel día. ¡Qué toser, señor, qué toser!
Aun cuando los síntomas torácicos no sean inflamatorios, hay, sin embargo, opresion, punzadas, disnea al subir una elevacion, dolores lancinantes al bostezar, al toser, al moverse; el decúbito alivia. El borax es, pues, un medicamento que dirige su accion electivamente á las membranas mucosas y á la piel.
Palabra del Dia
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