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Actualizado: 20 de mayo de 2025


Entró en la cocina Tona, algo tocada también de la murria inverniza, a trajinar en el fogón donde hablábamos mi tío y yo al calorcillo de la lumbre, y ya no pude preguntarle lo que tenía a la punta de la lengua, como exploración siquiera alrededor de la casta de aquel nuevo «punto» que me había puesto en gran curiosidad.

Para no parecerle a Julio una "tocada", saqué el diario y fui a guardarlo en el cajoncito. "Pero Carmen se viene detrás mío a las calladas, me lo arrebata, sale corriendo y desde el vestíbulo se pone a llamar a gritos: "¡Julio! ¡Julio! ¡El diario de Laura! ¡Venga!"

El polvo deslustraba las hermosas lacas, y tendido sobre todo una neblina áspera y gris que no podía ser tocada sin estremecimiento de nervios. Sobre la chimenea permanecía un jarrón con flores que fueron naturales y frescas nueve años antes. Eran ya un indescriptible harapo cárdeno, que al ser tocado, caía en partículas secas y sonantes, como los despojos de cien otoños.

Es también roja, pero la alheña tiene alguna culpa de ello; está vestida con un traje de color de ciruela y tocada con un sombrero verde obscuro; comprende confusamente que esto no se armoniza con las colgaduras de la estancia. Por esta causa adopta el partido de mostrarse agresiva. LA SE

Ya en la calle, misia Casilda no supo adónde ir; estaba tan quemada de la conducta de Gregoria, que se asombraba de su propia paciencia: cómo había soportado en silencio el par de bofetadas con que la obsequió al entrar, sobre todo aquel ahora te acuerdas, que llevaba más filo que un puñal florentino; y luego el aire, la cara, el tono, cual si le debieran y no le pagaran... ¡Valiente papelón había hecho, y todo para salir como rata por tirante! ¡Qué candor el suyo de creer que iba a conmoverse Gregoria con solo verla, que iba a sentirse tocada en el corazón ante aquel acto de nobleza!

Y no deja de haber en la novela algunas figuras como la de la madre de Lully, donde la nota cómica está tocada con delicadeza, o como Eduardo Hita, el parásito servicial y bufón, con cierta energía satírica, bien representado.

Serían las tres cuando el Delfín abrió los ojos, despabilándose completamente, y miró a su mujer, cuya cara no distaba de la suya el espacio de dos o tres narices. «¡Qué bien me encuentro ahora! le dijo con dulzura . Estoy sudando; ya no tengo frío. ¿Y no duermes? ¡Ah! La gran lotería es la que me ha tocada a . eres mi premio gordo. ¡Qué buena eres!». ¿Te duele la cabeza? No me duele nada.

¡Bah, bah, bah! no digo yo que a ella, allá en sus adentros, sus adentros... pero no entiendes de esto... yo te afirmo que lo que es tener, no han tenido nada, nada... si sabré yo.... Y yo también... afirmó cínicamente Pilar . Bueno, los dos acertamos... no hubo nada... pero está.... ¿cómo dicen de las palomas en el tiro? Tocada en el ala.

Las mujeres que trabajaban a las puertas de sus casas los miraban con curiosidad tocada de admiración. ¿Quién es el señorito que va con don Melchor? Mujer, ¿no le conoces? El sobrino; el señorito Gonzalo, que llegó ayer en la Bella-Paula. ¡Vaya un real mozo! Como su padre don Marcos, que en paz descanse. Y como su abuelo don Benito añadió una vieja. ¡Qué familia tan noble y campechana!

«Tendré que ir yo... ¡Ay, qué mujer!... ¡qué guerra nos da! dijo la Superiora... . ¿Dónde está Sor Marcela? Que traiga la llave de la perrera. Hoy tendremos chínchirri-máncharras... Está más tocada que nunca. Dios nos paciencia. ¡Y Sor Facunda que me ha dicho ahora mismo indicó Sor Antonia con franca risa y bizcando más los ojos , que Mauricia había visto a la Virgen!

Palabra del Dia

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