Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de noviembre de 2025
Ciertamente, María Teresa no manifestaba claramente esta especie de menosprecio; pero su atavismo y su educación aristocrática, ahondaban el pozo que separaba a ella de Juan. A medida que transcurrían los años, la fuerza de las cosas tendía a separarlos.
Ana besó la imagen y volvió los ojos al cielo. Jesús, Jesús, tú no puedes tener un rival. Sería infame, sería asqueroso.... Y recordó la ira de Jesús cuando se aparecía a Teresa que le olvidaba.
Jugando el tennis, Bertrán, en un match con el campeón invencible Roberto Milk, se dejaba batir vergonzosamente por la Inglaterra, ante los ojos atentos de su amigo d'Ornay, experto jugador, quien, furioso, le dirigía vivas recriminaciones. María Teresa, Diana, Mabel d'Ornay, Alicia y Juana de Blandieres, conversaban en la terraza, reclinadas en rocking-chairs.
A todo esto, yo no sabía cómo se llamaba, y a fin de averiguarlo escribí la pregunta en otra hoja de la cartera: ¿Cómo se llama V.? La chica contestó en la misma letra inglesa y crecida, con el papel rayado: Me llamo Teresa no crea ustez por Dios que juego con muñecas. Diez o doce días se transcurrieron de esta suerte.
-Par Dios -respondió Sancha-, tan bién me vaya yo sobre una pollina como sobre un coche. ¡Hallado la habéis la melindrosa! -Calla, mochacha -dijo Teresa-, que no sabes lo que te dices, y este señor está en lo cierto: que tal el tiempo, tal el tiento; cuando Sancho, Sancha, y cuando gobernador, señora, y no sé si diga algo.
Señoritas, perdónenlo ustedes también; con Martholl nadie puede enojarse en una noche de baile: la que él no invitase, quedaría demasiado castigada. Y como el preludio de un vals se hiciera oír, una por una las jóvenes se alejaron del brazo de sus respectivos compañeros. María Teresa y Huberto no tardaron en quedar solos.
Y así, se la leyó toda, que, por quedar ya referida, no se pone aquí; y luego sacó otra de la duquesa, que decía desta manera: Amiga Teresa: Las buenas partes de la bondad y del ingenio de vuestro marido Sancho me movieron y obligaron a pedir a mi marido el duque le diese un gobierno de una ínsula, de muchas que tiene.
Pero María Teresa no la escuchaba ya. Sentada delante del fuego, amodorrada por la fatiga y por el calor que le daba la chimenea, le parecía oír distintamente dos voces en su interior: la una acariciadora, inspirada en las mismas ideas de Diana, que la incitaba a alegrarse de la asiduidad de Huberto; la otra, evocando consideraciones de un orden diferente, dominadora, imperiosa, le aconsejaba que esperase antes de decidirse.
Sentía ahora no haber ido. ¿Por qué no había querido acompañar a María Teresa al Casino? ¿No era su más grande felicidad verla, estar a su lado? ¡Qué necedad dejar escapar aquellos minutos preciosos en que la habría visto vivir y moverse en aquella decoración de lujo y alegría!
María Teresa levantó sus lindos ojos, y dijo sorprendida: ¿Es decir que usted no se habría encontrado bien en Etretat, por la única razón de que en esa época del año, no es de buen tono quedarse? ¿Exigen los ritos de la vida social que se tenga una invitación para algún castillo, precisamente en la época de la caza?
Palabra del Dia
Otros Mirando