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Actualizado: 6 de julio de 2025
En efecto, encuentro muy bien a Huberto Martholl, y ¿no tengo razón? interrogó la joven con una linda sonrisa. Mi querida María Teresa, creo que no debemos ver las cosas del mismo modo.
Es usted exageradamente juiciosa... Sépalo, señorita: yo no tengo más que un deseo, ahora que tengo que dejarla: el de volverla a encontrar. Y no solamente para continuar una relación agradable, sino porque la adoro. ¡No se retire, María Teresa, se lo ruego!... Sí, yo la amo a usted, y mi más ardiente deseo es el de obtener su mano...
Al pasar por delante de la casa de la niña me detuve y la contemplé un instante casi con indiferencia. Pero cuando más embebido andaba en mis pensamientos y planes políticos, y cuando ya estaba próximo á doblar la esquina de la calle, he aquí que siento un brazo que se apoya en el mío y una voz que me dice: ¿Va V. muy lejos? ¡Teresa!
Se cantaba Los Puritanos, y aquél rebosaba de gente; de suerte que nos costó algún trabajo introducirnos y escalar uno de los rincones; pero al cabo llegamos. Teresa se encontró admirablemente y me pagaba los trabajos que había pasado para llevarla hasta allí con mil sonrisas y palabras amables.
La púrpura de la rosa, de Calderón, cuyo argumento es la muerte de Adonis, y que se representó para celebrar la paz de los Pirineos y el casamiento de Luis XIV con la infanta María Teresa, es el primer drama español, cuya representación es toda cantada.
Cuando su prometido se marchó, María Teresa se sintió desamparada, y se preguntaba por qué aquella visita de Huberto la dejaba tan triste.
Teresa volvió a mirarme fijamente. ¿Está V. contento? ¡Vaya! ¿Va V. a gusto conmigo? Mejor que con nadie en el mundo. ¿No le estorbo? Al contrario, siento un placer como usted no puede figurarse. ¿No tiene V. nada que hacer ahora? Absolutamente nada.
Dentro sonaban lamentos, consejos dichos con voz enérgica, un rumor de lucha. Era Pepeta queriendo separar á Teresa del cadáver de su hijo. Vamos... había que ser razonable: el albat no podía quedar allí para siempre; se hacía tarde, y los malos tragos pasarlos pronto.
Teresa gimoteaba tras el abanico, y doña Manuela, a pesar de su curiosidad, en fuerza de mirar a la plaza acabó por distraerse. Comenzaban los preparativos de la procesión.
Hizo el cabildo en el mes de mayo rogativas por la feliz conclusion de la guerra entre España y Francia, y por la prosperidad de la paz que parecian inaugurar las bodas de la infanta D.ª María Teresa con el rey Luis XIV: paz que se malogró con los sucesos adversos de los años siguientes.
Palabra del Dia
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