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Actualizado: 11 de junio de 2025
Yo no sé lo que tendrá comprometido en esta liquidación; pero si es mucho está perdido, porque el consolidado ha subido un entero. Y si se empeña en no liquidar inmediatamente, a fin de mes puede tener muy bien dos enteros de alza. Todo el buen humor de Pepa había desaparecido de repente. Bajó la cabeza y dejó caer el tenedor sin ánimo para concluir el trozo de jamón de York que se había puesto.
Dunsey lo llevó a una cacería para venderlo, y después de haber cerrado el trato con Bryce por ciento veinte libras esterlinas, siguió la traílla y dio algunos saltos insensatos, uno de los cuales despachó al caballo. Sin esa circunstancia, os hubiera entregado cien libras esterlinas esta mañana. El squire había dejado el cuchillo y el tenedor y miraba a su hijo fijamente y con estupefacción.
Volvió al lado de él, y le fue dando los menudillos con el tenedor, y él se los comía con gana, sin cesar de hablar y aun de reír. Su risa plácida no parecía la de un demente.
Ahora no es como en el 70 decía, blandiendo el tenedor ó agitando la servilleta. . Los vamos á llevar á patadas al otro lado del Rhin. ¡A patadas!... ¡eso es! Chichí asentía con entusiasmo, mientras doña Elena elevaba sus ojos como si protestase silenciosamente ante alguien que estaba oculto en el techo, poniéndolo por testigo de tantos errores y blasfemias.
Era Bernardino Esteven tenedor de libros, de familia obscura y sin más beneficio que su mezquino sueldo; de facha vulgar, pero listo y truhán, supo colarse en el corazón de Gregoria, por más que la tarea no fuese difícil, pues la pobre estaba tan harta de aquella vida de ayunos, sermones, gritos, cerrojos y amenazas, que al sacristán de la parroquia diera oídas, con tal de salir de su purgatorio.
Suelten ustedes a esa joven, secuestradores proseguía yo, agitando el revólver . Para que ustedes la encierren en la prisión, tendrán que pasar sobre mi cadáver. No grite usted tanto, buen hombre dijo el tenedor con rabioso acento. ¡Ah! ¿No quieren ustedes que se sepa? exclamé con voz campanuda de cómico de la lengua . ¡Pues yo sí! Quiero desenmascarar a los canallas.
No lo podía remediar: estaba en su naturaleza, en su doble condición de tenedor de libros y de galán joven, y así, ya casado y viejo, no veía mujer bonita en la calle sin que la siguiera y aun se propasase a decirle alguna palabreja.
Si esta vez han de hacer lo mismo que las otras, mejor será quedarse tranquilos y aguantar... Muchacha, ese tenedor no está bien limpio: vete a fregarlo como Dios manda... Luego venían las impresiones del día: si había tenido mucho trabajo en la oficina, si el jefe estaba de buena cara, lo que se decía.
Pero después de la limpia sólo quedaban unas cortezas delgadas como hostias, y me moría de hambre. Luego... ¡Oh, tío! protestó Catalina, adivinando lo que iba a decir y repeliendo el tenedor y el plato con un gesto de repugnancia. Luego continuó el marino, impasible suprimí la limpieza y me las tragué enteras. Bien es verdad que comía de noche... ¡Muchas que hubiese tenido, muchacha!
Siguió todavía algunos momentos con las narices metidas por el mantel como en son de protesta contra las reticencias mal intencionadas de su tío. Al fin, vencido de los ruegos y los halagos de la tía, levantó la cabeza: aquélla se apresuró a secarle las lágrimas y los mocos con su propio pañuelo. Tomó otra vez el tenedor y siguió comiendo.
Palabra del Dia
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