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Actualizado: 11 de junio de 2025
Se deja reducir a la mitad; se saca del fuego sin cesar de revolverla hasta que se enfríe; se pone la cacerola sobre nieve y se sigue moviendo hasta que esté dura y con brillo. Entonces, y con un tenedor, se pasan por ella las carnes y se colocan sobre una placa untada de aceite para despegarlos con facilidad cuando estén fritos.
No podía usted llegar más a tiempo ni en mejor ocasión... ¡Catana!... ¡Catana!... ¿Café? ¿chocolate? ¿cosa de tenedor?... Con franqueza, don Claudio: lo que más apetezca y mejor le siente a estas horas... ¡Catana!... Pero, señor don Alejandro, ¡si yo no acostumbro a desayunarme hasta más tarde!
LENGUA DE CARNERO EN SALSA. Después de cocida la lengua se saca con un tenedor y se coloca en otra cacerola con sesos de carnero y pies de lo mismo, después de deshuesados y cocidos. El caldo de las lenguas se aumenta con jugo de lo demás y vinagre, se le hace hervir y se traslada a otra cacerola; se desengrasa la salsa, se cuela y se vierte sobre las lenguas.
Su madre le hablaba risueña, pero con cierto tonillo burlón que la indignaba. Además, había observado que aquella mañana había celebrado con don Oscar una larguísima conferencia. Luego había llegado el tenedor de libros de la fábrica con un hombre desconocido, y los cuatro se habían encerrado en el gabinete de don Oscar y habían estado charlando buen rato.
Tanto, que cuando el acompañante desconocido del tenedor se arrojó sobre mí de improviso y me sujetó la mano con que empuñaba el revólver, un hombre del pueblo le sujetó a la vez, diciendo: ¡Aquí no se hacen canalladas! Deje usted que vengan los guardias. Y hubo un murmullo de aprobación en el corro. Gloria se había desprendido de las manos de don Manuel y había corrido a ponerse a mi lado.
Pero mujer, ¿cómo quieres que sepa...? Si en su vida ha visto él un tenedor... Pero ya aprenderá... ¿No observas lo listo que es? Villuendas entró con las figuras. «Vaya, a ver si estas se salvan de la guillotina».
La vajilla lisa de plata u oro, siempre es de muy buen efecto; para los postres, si se tiene porcelana china, sajona o de Sévres, debe usarse. En general, se cambia por completo el cubierto después del pescado, pero en algunas casas cambian el tenedor y el cuchillo después de cada plato.
Y si un francés les pregunta algo en el camino, le dicen en su lengua: «No sé». Y si un anamita les habla de algo en secreto, le dicen: «¡Quién sabe!» Historia de la cuchara y el tenedor
Contestó ella que el arroz no había quedado tan bien como deseara. Cuando comían las chuletas, Maximiliano le dijo con cierta pedantería de dómine: «Una de las cosas que tengo que enseñarte es a comer con tenedor y cuchillo, no con tenedor sólo. Pero tiempo tengo de instruirte en esa y en otras cosas más». También le cargaba a ella tanta corrección.
Y el buen muchacho, obediente a la voz de su tío, púsose en pie, y empuñando un enorme tenedor y el afilado trinchante, hizo una carnicería que elevó protestas. Doña Manuela le miró severamente. Pero ¡cuán desmañado era! Don Juan intervino, viendo que su sobrino se conmovía: Vaya, otra vez lo hará mejor el chico, ahora... a lo que estamos.
Palabra del Dia
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