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Era una barca de pesca y tan luego como tomaba el largo se tendía la vela; después, en una mar lenta, plana, blanca al reflejar el sol, como si fuera de estaño, el patrón tendía las redes.

Recordaba vagamente un perro negro de lanas, noble y hermoso; debía de ser un terranova. ¿Qué habría sido de él? . El perro se tendía al sol, con la cabeza entre las patas, y ella se acostaba a su lado y apoyaba la mejilla sobre el lomo rizado, ocultando casi todo el rostro en la lana suave y caliente. En los prados se arrojaba de espaldas o de bruces sobre los montones de yerba segada.

Pero hubiera usted podido, mi querida tía, esperar á mañana para entregarnos esas cosas. En parte alguna ese tesoro hubiera estado más seguro que en el sitio donde usted le ha puesto ... ¡No! ¡no! ¡es preciso hacer las cosas con regularidad! Como usted guste. Mauricio le dirigió su más amable sonrisa y se encaminó hacia el saloncillo, sin sospechar el lazo que se le tendía.

Pues en cuanto bajé del caballo vi aparecer al «ñato», a otro individuo que parecía peón, a una señora de buen aspecto y alguien más... no me acuerdo... que me miraron desde una distancia y se alejaron en seguida, en momentos en que la «Pampita» me tendía la mano y me saludaba como a un viejo amigo, ofreciéndome asiento.

Su extenuación física parece haber devuelto a su ánimo el antiguo candor infantil; y, cuando se informa con ansiedad de sus zapatos de baile, evidentemente vuelve a ser en todo la criatura virginal que en otro tiempo tendía la mano a Juan con una cordialidad sencilla, para darle la bienvenida.

El doctor, que no llegó sino muy tarde a la alegre reunión, buscó por todas partes a Roberto con mirada ansiosa, sin descubrirlo. Entonces dirigiose en particular a uno de los invitados, le preguntó si lo había visto. ; había venido, había lanzado en su derredor miradas extrañas y feroces, luego se había esquivado en silencio cuando se le tendía la mano.

En cuanto a Serafina, era la gala de los paseos, y los vecinos la mostraban a los forasteros como una de las maravillas indígenas. También tendía a aclimatarse, y aun con raíces más hondas, la familia Körner, que quería fincar en aquella ciudad, uniendo su nombre a la causa de la industria que con tanto calor defendían los periódicos de intereses morales y materiales de la localidad.

Y al decir esto sacaba el pecho y tendía los brazos en cruz, haciendo alarde de la energía vital, de la juvenil acometividad depositadas en su cuerpo. En fin, padrino, que con lo que yo tengo naide se muere de jambre.

Probablemente se lo ha enviado el carcamal de mi maridoAl oír el repique en la puerta, hizo un ademán a los otros para que no se movieran, y salió ella a abrir. ¿Quién es? Felicita respondió el camarero. La voz con el nombre llegó a oídos de Novillo. Le acometió un temblor intenso. Con movimientos torpes e inútiles tendía las manos hacia el peluquín y la dentadura postiza.

Hay un cuento muy lindo de una niña que estaba enamorada de la luna, y no la podían sacar al jardín cuando había luna en el cielo, porque le tendía los bracitos como si la quisiera coger, y se desmayaba de la desesperación porque la luna no venía; hasta que un día, de tanto llorar, la niña se murió, en una noche de luna llena.