Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de junio de 2025


Su viuda abandonó este proyecto, no tanto por avaricia, como por el horror que le inspiraban toda clase de reformas aunque fuesen de cal y canto. Por dentro, la mansión era suntuosa: los muebles antiguos y riquísimos. Tapices de gran valor vestían las paredes, cuadros de los mejores pintores antiguos adornaban las de algunas piezas, como el despacho y el oratorio. Este era una maravilla de lujo.

Quevedo suspiró, pero suspirando cargó con un colchón y le llevó á la cámara; volvió y cargó con otro, y así sucesivamente, colchones, ropas, muebles aumentaron el montón que cubría la puerta de entrada de la cámara; y cortinas, tapices, cuadros, ropas, todo fué á parar allí, y todo esto en pocos momentos.

El salón, en lo que toca a las dimensiones, era soberbio, amplio, elevadísimo de techo; ocupaba todos los balcones de la calle de Santa Lucía, exceptuando el del gabinete. La sillería antigua, pero no imitando formas de siglos remotos, como ahora se usa: estaba construida en el pasado al gusto de la época, y forrada de terciopelo verde ya gastado. La alfombra descubría el tejido por varios sitios. De las paredes colgaban algunos tapices magníficos.

Entró en su cuarto, y dió una mirada alrededor examinando los libros, las ventanas, la chimenea para el fuego, y los tapices, experimentando la misma sensación de extrañeza que le había acosado durante el trayecto desde la selva á la ciudad.

Aunque el palacio estaba espléndidamente amueblado, el duque hizo desterrar de los salones algunos muebles demasiado grandes y pesados y traer de París otros más sencillos y ligeros. Se quitaron algunos tapices; se compraron muchos objetos de arte, de los cuales estaba un poco necesitada la casa. Veinte días antes del designado para el baile, se enviaron las grandes tarjetas de invitación.

Después se fueron al cuarto de don Mariano, que era un magnífico gabinete con dos balcones a la plaza, decorado con gusto severo y clásico; grandes sillones de cuero, ricos tapices, escritorio de ébano y armarios para los libros de la misma madera. En las paredes colgaban algunos retratos de familia pintados al óleo.

Las puertas que ponían en comunicación unos salones con otros estaban abiertas, dejando ver, fingida por los espejos, la perspectiva de una galería profunda, encerrada en marcos dorados, formada con imágenes de telas o tapices que, multiplicándose, se reproducían hasta confundir la vista con su último término vacilante y confuso.

La otra orilla está más próxima, pero el bosque impide ver los accidentes del suelo; no hay ni un claro entre las ramas que permita ver prados, campos y rocas; los troncos de los árboles, tocándose unos con otros, las branchas entrelazadas y las lianas y los tapices de hojas y plantas parásitas, limitan completamente el paisaje.

En el salón amarillo veía el galán un libro de memorias, de memorias dulces y alegres, no cuando Dios quería, sino ahora y siempre; las prendas por su bien halladas eran los tapices discretos, la seda de los asientos, basteada, turgente, blanda y muda; la alfombra tupida que se parecía al mismo Mesía en lo de apagar todo rumor que delatase secretos amorosos. El Marqués pasaba por todo.

Dos sillones, puestos el uno junto al otro, estaban delante de la mesa; una hilera de sillones dorados alrededor del salón junto á los tapices, y espejos y cuadros cubriéndolos á éstos. Ultimamente, delante de la mesa había un brasero de plata con fuego.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando