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Actualizado: 17 de julio de 2025
Se hallaba ante el cadáver de aquel desconocido que había saltado una mañana las tapias de su huerto, y a quien ella, sin darle tiempo a que desplegase los labios, habló largamente sobre el divino y verdadero amor, con palabras dictadas, sin duda, por el cielo.
¿Cuál, amigo Santorcaz? Mire usted. Después de la batalla, y cuando volvamos a Córdoba, sacar a esa joven del convento. ¿Cómo? Demonio, ¿cómo se hacen las cosas? ¡Si viera usted! Eso es muy divertido. ¿Ve usted este rasguño que tengo en la mano derecha? Me lo hice saltando las tapias de un convento.
En la calleja de Traslacerca les esperaba Ronzal. La mañana estaba fría y la helada sobre la hierba imitaba una somera nevada. En la carretera de Santianes les esperaba un coche; dentro de él estaba Benítez, el médico de Ana. Al verle don Víctor palideció, pero en nada más se pudo notar su emoción. Llegaron, sin hablar apenas durante el viaje, a las tapias del Vivero.
Florela, que por haber hallado con otra mujer joven y bella a Cervantes, no sabía qué hacerse, poseída de un miedo súbito, echose fuera de la puerta del bodegón al ver que Cervantes se levantaba y para ella se iba, y diose a correr, y doblando una próxima esquina, metiose por la callejuela a que daban las tapias del jardín de la casa de su señora, y llegó al postigo por donde había salido, y del cual tenía llave, y entró, y no se creyó segura hasta que tornó a cerrar, poniendo aquel reparo entre ella y Cervantes, que la había perseguido.
El viento soplaba más recio en la travesía de Santa Bárbara que en ningún otro paraje de la población. Esta vía, abierta entre el palacio del obispo y las tapias de un patinejo de la catedral, donde viene a caer la cadena del pararrayos, pasa a su terminación por debajo de un arco y forma lóbrego recodo en que el huracán se encalleja y clama y se lamenta en noches tan infernales como la presente.
Íbanse poco a poco destacando del fondo luminoso del cielo los ángulos rectos y los cortes bruscos de las casas de las aldeas, con sus tapias de tierra y sus paredes de cascote, dominadas desde lo alto del monte por la ermita, en torno de cuyo viejo campanario volaban las bulliciosas y alegres golondrinas.
Si emprendo la carrera y huyo sin tambores ni trompetas, no obraré con política, aunque sí, acaso, con prudencia. Pero de este modo quedaría en ridículo ... ¿Qué pensaría de mí la Virgen del bordado? Me tomaría por un lacayo, por un don Juan de villorrio, que intenta emprender intrigas con las jóvenes por encima de las tapias, y no la volvería á ver! ¡Vamos, pues! Á mal tiempo, buena cara.
Pero mucho mas tirano se mostró, viendo dentro del convento á D. José Isasa, que por huir de la persecucion, habia saltado por las tapias del corral, al que tambien hizo salir en medio del dia, exponiéndole con barbaridad á que fuese recibido entre los garrotes, lanzas y hondas de sus enemigos.
Pues avisa que paren en llegando á las tapias de la villa. No me habéis entendido... yo por mí no puedo soltaros; pero haré que otros os suelten. El siglo que viene. Quizá dentro de pocas horas. Explícate.
Llegaría hasta las tapias de su huerto, entraría en él si le era posible y permanecería algunos minutos recogido y silencioso al pie de la casa, adorando las ventanas tras las cuales dormía la artista. Era su despedida.
Palabra del Dia
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