Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 7 de julio de 2025


Unos escarbaban con palos para arrancar los pedruscos de sus terrosos alvéolos; otros, a fuerza de empujones, los iban acercando a la sima y, cuando conseguían dejarlos junto al borde del tajo, los impelían al abismo, gozándose en verlos desgajar raíces y partirse en mil trozos contra las paredes de roca.

Traía largo capote azul, y uno de aquellos antiguos y pesados sables, capaces de cercenar de un tajo la cabeza de cualquier enemigo. Al verle que se interponía en defensa del anciano, los otros se apartaron con cierto respeto, y ninguno se atrevió á insistir. "Vamos, señores, dejen ustedes en paz á ese pobre viejo, que no les hace ningún daño dijo el militar. Si es Coletilla, el mismo Coletilla.

Desesperado, y viendo desaparecer a su amada por aquel tajo, llega a la brecha, y furiosamente se derriba también por él, queriendo concluir su existencia allí donde verdaderamente había ya perdido su vida. El soldado y los demás sirvientes llegaron sólo para escuchar el murmullo de las aguas al tragarse los miembros del infeliz don Lope.

No se oían más ruidos que el rápido rozar del viento contra los penachos de los maizales, y a ratos sonar estridente de cornetas lejanas. Como a un cuarto de legua detrás del pueblo se erguía Monte-Dalarza, impracticable a la derecha por una serie de ásperos peñascales y cortado a la izquierda por un tajo, con honores de sima, que lo separaba del resto de la sierra.

El fanático realista hubiera visto con terror, pero no con asombro, que el Deseado le mandara colgar de una almena ó le hiciera apoyar la cabeza sobre el tajo feudal para recibir el hachazo del verdugo.

Dijo que el mismo día de su partida, a eso de las dos de la tarde, Diego Franco, el campanero, había regresado a la Iglesia con un tajo en el rostro, y que interrogado por los señores Canónigos no había querido responder una sola palabra. Agregó en seguida, que su padre había sido llevado a la cárcel hasta tanto se averiguara la verdad de aquella cuchillada.

Entonces, desconcertado por la prisa, mientras las cornetas seguían llamándole con sus sonidos estridentes, soltó el fusil y, agarrando el cadáver por las manos, lo arrastró penosamente hasta dejarlo en el cercano extremo del reducto que daba junto al borde del tajo; luego volvió en busca del arma y, empuñándola por el cañón, empujó con la culata el cuerpo inanimado, que cayó al barranco arrastrando piedras y rebotando contra las aristas salientes de las rocas.

El agua del Tajo es la mesma, sus lodos no han cambiado, el fuego es siempre el fuego, y en punto a lo que habría que hacer todos lo saben. Lo que se ha perdido es la honra. Hoy todo es interese y malicia. Fuera de uno que otro como Ayala o Jusepe de la Hera, ya no buscan sino hacer pronto y llenar la alcancía.

Los teólogos de la corte repelían el plan de un canal para unir el Tajo con el Manzanares, diciendo que la obra era contra la voluntad de Dios, pues con decir éste «fiat», los dos ríos se hubieran unido, y que por algo estaban separados desde el principio del mundo.

Más tarde los mozos del verdugo vinieron con el tajo y las dos negras almohadas para el reo. La llovizna caía por momentos, fina, glacial. El tráfago de todos los días comenzaba; pero los vecinos iban y venían más graves que de costumbre, coceando la nieve de la víspera.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando