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Actualizado: 26 de junio de 2025
¡Por vida de! Muy callado lo teníais, señor músico, dijo el otro imitándolo. ¿Dónde aprendisteis á tañer de tal suerte? Lo que acabo de tocar lo aprendí yo solo, sin música ni maestro, por haberlo oído varias veces allá en Belmonte, de donde vengo. ¡El diablo me lleve si no sois vos el auxiliar que nos hace falta! dijo el juglar que parecía de más edad.
D. Pedro de Córdoba, marqués de Priego, D. Diego Fernandez de Córdoba, conde de Cabra, D. Diego Fernandez de Córdoba, alcaide de los Donceles, y D. Alonso Fernandez, señor de la casa de Alcaudete, pidiendo gozar de las prerogativas que gozaban todos los descendientes de la Cepa de Córdoba, asi en el tañer de las campanas como en lo demas.
La campana seguía llamándolas con su tañer monótono, y todas entraban como manada al redil: feas, bonitas, ricas, miserables, virtuosas, perdidas, santas, pecadoras, madres, cortesanas, vestales del hogar o sacerdotisas del amor, todas, codeándose, juntas, desaparecían sorbidas por la puerta de la iglesia, levantando al entrar un cortinón más pesado que una losa y dejando entrever rápidamente una atmósfera cargada, sucia, humosa y salpicada por el resplandor amarillo de las velas.
Ninguno al morir es obligado á tomar la extremaunción ni á pagar al sacristán los clamores del tañer, ni á los cofrades los derechos del llevar, ni á cura el enterramiento, ni á frailes la misa cantada, ni á pobres el llevar de la cera, ni á ganapanes el abrir de la huesa, ni aun á comadre el coser de la mortaja, porque el triste y mal aventurado que allí muere, apenas ha dado á Dios el ánima, cuando arrojan á los peces el cuerpo.
Viéndome tan pícaro, determiné servir á un pastelero, y como Solano era tan largo, no se aplicaba á ningún oficio; cuando estando en esto oímos tañer un tamborino, y pregonar un muchacho: «La buena comedia de Los amigos trocados se representa esta noche en las casas de cabildo.» Como lo oí, abriéronseme tantos ojos como un becerro.
Y entonces dijo la guía: -Suplico a vuesa merced, señor don Quijote, que mire bien y especule con cien ojos lo que hay allá dentro: quizá habrá cosas que las ponga yo en el libro de mis Transformaciones. -En manos está el pandero que le sabrá bien tañer -respondió Sancho Panza.
El timbre dulzón, nasal podría decirse, monótono y manso del melancólico instrumento, que olía a aceite de almendras como la cabeza del músico, estaba en armonía con el carácter de Bonifacio Reyes; hasta la inclinación de cabeza a que le obligaba el tañer, inclinación que Reyes exageraba, contribuía a darle cierto parecido con un bienaventurado.
Con el último acento de aquella vieja canción castellana, doña Alvarez exclamó: ¡Pascua de flores, ángel de alcorza! ¡Quién fuera vuestro galán para escuchar a vuestras plantas ese blando tañer y esa voz tan regalada, que hace correr las lágrimas de puro deleite! Yo sé de uno que daría las niñas de sus ojos por sólo haberos escuchado agora, señora mía. ¿De Ramiro dices? preguntó la doncella.
Además, el clima frío, el nublado cielo de nuestras comarcas del Norte habían de contribuir en gran parte á la reclusión de los antiguos dioses. Entre nieves y vientos, en medio de las tempestades, ¿cómo habían de poder solazarse en alegres banquetes, saborear la ambrosía y tañer la áurea lira?
Cuando tú me saliste con que lo del nieto era una novela, flin flan, me dio la idea de tirar esta música a la calle, sin que nadie la viera; pero ya que se compró para él, flin flan, que la disfrute... ¿no os parece? A ver, dame acá indicó Barbarita contentísima, ansiosa de tañer el pueril instrumento . ¡Ah!, calavera, así me gastas el dinero en vicios.
Palabra del Dia
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