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Actualizado: 28 de junio de 2025
Esta sed desaparece á medida que el calor se manifiesta; los accesos ó exacerbaciones tienen lugar por la tarde, y solo en esta época, ó en momentos dados, el calor se hace general y aun urente, pero con abatimiento estraordinario de las fuerzas musculares, con somnolencia, atontamiento, sudores como colicuativos que no alivian por lo general y que se presentan con preferencia por la noche.
Aquí recibió las cartas del gobernador de Santa Cruz de la Sierra y las súplicas del P. Arce, que desde Tariquea había venido para meter fuego más de cerca á negocio de tanto servicio de Dios y bien de las almas, con esperanza de que algún día tendría la fortuna de regar con sus sudores aquel nuevo campo y de derramar en él, por último, su sangre, predicando la fe.
Mientras sucedía lo referido con los Carerás, se estaba disponiendo el infatigable Misionero para llevar al cabo y conseguir el fin glorioso de tan trabajosa empresa; para la cual, escogiendo segunda vez algunos cristianos de más valor y fuerzas, partió á fines de Mayo de 717, y llegando al lugar de sus sudores, se puso luego con mayor brío á cortar árboles y á allanar la tierra, facilitando este trabajo y fatiga la esperanza de feliz suceso.
Tan buena disposición de este pueblo para alistarse en el número de los cristianos, no fué tanto obra del P. Caballero, que el año antecedente les había predicado la ley de Dios, cuanto de la Virgen Santísima Nuestra Señora, que poco antes, con un insigne milagro, había dispuesto los corazones de aquellos bárbaros para que prendiese en ellos la semilla de la predicación Evangélica y rindiese fruto correspondiente á los sudores del sembrador.
En reducir estas naciones á vida racional y á la ley de Cristo emplearon desde los primeros años del siglo pasado todo el fervor de su espíritu, los Padres Juan Darío, italiano, y Gaspar Osorio Valderrábano, español, por orden del P. Nicolás Mastrilli Durán, Provincial de esta provincia, y tío del santo mártir Marcelo Mastrilli, pero no correspondiendo á la labor la dureza de estos pueblos, con fruto digno de sus fatigas y sudores emplearon en otra parte su celo.
Pero al encargarse Gil de la parroquia tomó este asunto con calor; convocó a los vecinos más ricos de la villa y abrió una suscrición, que dio buen resultado; logró que el ayuntamiento otorgase una crecida subvención; fue a Lancia e interesó al prelado y a varios próceres, que le prometieron su concurso. En fin, después de muchas vueltas y sudores, la nueva iglesia era un hecho.
Creían algunos que, viéndose imposibilitados á volver á la Asunción, se habían internado por el país á predicar en él la santa ley de Dios; y era fundamento para este juicio el celo insaciable de entrambos, pues á donde quiera que se les ofreciese ocasión de predicar, iban aun á costa de grandes sudores y trabajos; otros discurrían mejor que habían sido muertos por los Payaguás, ó á lo menos hechos esclavos.
Pero no me daba menos ánimos y esfuerzo mi paje Diego, neófito, que de sólo mirarle me sacaba las lágrimas de los ojos y del corazón mil afectos de agradecimiento á las llegas del Redentor, que había infundido en su pecho, poco antes bárbaro, tanto amor para con su Majestad y su Santa ley, porque levantadas al cielo las manos, con un rostro de ángel, estaba ofreciendo á Dios su vida para perderla en su servicio y sus sudores para plantar la santa fe entre los infieles.»
Ni aun esto les permitió, diciendo que quería morir por Cristo, y les exhortó con palabras ardientes á sacrificar á Dios sus vidas, diciéndoles: Si nuestros trabajos y sudores no han sido suficientes para conducir al fin deseado esta empresa, lo supliremos á lo menos con la sangre; que no podían hacer obra más agradable á Dios ni á sí mismos más provechosa, que perder la vida en testimonio de aquella fe que profesaban; que no perdiesen aquella corona que se les ofrecía y que tantos andaban buscando sin tener la suerte de encontrarla; y que se verían en breve eternamente felices en el cielo, con sólo ofrecer de buena voluntad sus cabezas á las macanas de los Payaguás.
Otro no pequeño motivo les retrae de ser cristianos, y es que esta nación es vagabunda, no estando jamás firme muchos días en un lugar, hoy están en tierra firme y mañana en alguna isla, ni pueden de otra suerte vivir, porque sustentándose con caza y pesca, no se puede hallar siempre ésta en un mismo lugar, y como los Guaycurús, Charruas, Jarós y Pampas no tienen firmeza en tierra, así los Payaguás en este río, y les sucedería á ellos lo que á los Jarós, que dos veces pidieron Misioneros y fundaron Reducción, y ambas á dos, enfadados de vivir debajo de un mismo cielo, volviéndose á su antigua costumbre de vagabundos se huyeron, por lo cual es necesario que estos Payaguás se junten con los Guatos y Guaciarapos, pueblos estables y permanentes: pero el hacer esta unión costaría más sangre y más sudores de lo que montase el buen éxito del negocio.
Palabra del Dia
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