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Actualizado: 27 de junio de 2025


Consiguió con dificultad subirse sobre un tobillo, pero al avanzar lentamente y titubeando por la arista huesosa de la pantorrilla, perdió pie, cayendo de cabeza en la arena. Gillespie tuvo lástima de él y extendió una mano para tomarlo con los dedos, subiéndole hasta la altura de su pecho.

Señor gobernador de la provincia, a mi vuelta, reclamo esas ofrecidas botellas de Pedro Jiménez.... ¡No se haga usted el olvidadizo! Lucía, hay que subirse: el tren andará en seguida, y las señoras no pueden.... Y con ademán cortés y discreto ayudó a subir a la novia, empujándola levemente por el talle. Después saltó él, sin casi apoyarse en el estribo, arrojando antes el puro a medio fumar.

Pero la niña, embargada por la emoción, no sabiendo a qué atribuir aquel despego y queriendo vencerlo a toda costa, próxima a llorar, se echó aún más sobre el regazo y trató de subirse para alcanzar su rostro. Dame un beso, madrina. ¡Quita! ¡Déjame! replicó la dama impidiéndola alzarse. La niña se obstinó. ¿No me quieres? Dame un beso.

Los paseos del Acueducto, y del Corcovado, son muy pintorescos, en especial el último, que termina en la cresta de una alta montaña inclinada, de donde toma el nombre. Puede subirse á caballo hasta la misma cima, desde la que se alcanza un asombroso golpe de vista: el mar inmenso, las pintorescas montañas y la ciudad, se ofrecen en majestuoso conjunto al observador.

Sólo Sancho, en viendo al valiente animal, desamparó al rucio y dio a correr cuanto pudo, y, procurando subirse sobre una alta encina, no fue posible; antes, estando ya a la mitad dél, asido de una rama, pugnando subir a la cima, fue tan corto de ventura y tan desgraciado, que se desgajó la rama, y, al venir al suelo, se quedó en el aire, asido de un gancho de la encina, sin poder llegar al suelo.

Desde el funesto lance tuvo Julián que barrerse el cuarto y subirse el agua, porque ni Cristobo ni las criadas hicieron caso de sus órdenes, y a Sabel no quería verle ni la sombra en la puerta.

Además, la orden de la <i>Cruzada</i> tiene la ventaja de que cada cual se encaja encima el grado que más le cuadra, como por ejemplo D. Pedro, que se ha puesto la faja de capitán general. En efecto, D. Pedro no se había andado con chiquitas para subirse por sus propios pasos al último escalón de la milicia.

Después de subirse hasta un pueblo que le llaman Lila, volviose a Marsella y a Cette, donde se embarcó para Valencia. «Y en Valencia encontraste a la Nicolasa, con quien veniste por badajes, que vos daban los aiuntamientos, con dos riales de tapa dijo la Petra , y de Madrid vos fuisteis a los Portugales, y tres años te duró el contento, camastrón, hasta que la golfa se te fue con otro.

Cristeta fue la primera que, al volver del teatro, como viese el hilillo de luz que penetraba por el agujerito de la cerradura, despidió a la doncella lo más presto que pudo, y apenas la oyó subirse al piso en que dormía, tosió para que don Juan supiese que era esperado, y descorrió el cerrojillo.

Llegó el ventero en aquel instante, precipitóse con Roger en auxilio del colgado, para lo cual tuvieron que subirse sobre la pesada mesa de encina en la que se veían los restos del refrigerio de ambos arqueros, y no sin trabajo lograron desenganchar al campeón del obispo. ¿Se ha ido? preguntó apenas puso los pies en el suelo. ¿Quién? El gigante, el monstruo de la cabellera roja. ¡Ah, vamos!

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