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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Además, la orden de la <i>Cruzada</i> tiene la ventaja de que cada cual se encaja encima el grado que más le cuadra, como por ejemplo D. Pedro, que se ha puesto la faja de capitán general. En efecto, D. Pedro no se había andado con chiquitas para subirse por sus propios pasos al último escalón de la milicia.
Dios sabe cuál estaba de ver la infamia de mi tío, el cual me dijo que había tenido ventura en topar con él en tan buena ocasión, porque comería bien, que tenía convidados unos amigos. En esto entró por la puerta, con una ropa hasta los pies morada, uno de los que piden para las ánimas, y haciendo son con la cajita, dijo: -Tanto me han valido a mí las ánimas hoy como a ti los azotados: encaja.
Díjome que había tenido ventura en topar con él en tan buena ocasión, porque comería bien, que tenía convidados unos amigos. En esto entró por la puerta, con una ropa hasta los pies, morada, uno de los que piden para las ánimas, y haciendo son con la cajeta, dijo: "Tanto me han valido a mí las ánimas hoy como a ti los azotados; encaja."
903 Se vino haciendo el chiquito, por sacarme esa ventaja; en el pantano se encaja, aunque robo se le hacía; lo cegó santa lucía y desocupó las cajas. 904 ¡Lo hubieran visto afligido llorar por las chucherías! "Me gañao con picardía", decía el gringo y lagrimiaba, mientras yo en un poncho alzaba todita su mercheria.
-Pues desa manera -dijo su amo-, aquí encaja la ejecución de mi oficio: desfacer fuerzas y socorrer y acudir a los miserables. -Advierta vuestra merced -dijo Sancho- que la justicia, que es el mesmo rey, no hace fuerza ni agravio a semejante gente, sino que los castiga en pena de sus delitos.
Otros cohechan, importunan, solicitan, madrugan, ruegan, porfían, y no alcanzan lo que pretenden; y llega otro, y sin saber cómo ni cómo no, se halla con el cargo y oficio que otros muchos pretendieron; y aquí entra y encaja bien el decir que hay buena y mala fortuna en las pretensiones.
-No, por cierto -respondió don Quijote-; a lo menos, en estos tres días que yo he estado con ellos, ninguno ha pegado el ojo, ni yo tampoco. -Aquí encaja bien el refrán -dijo Sancho- de dime con quién andas, decirte he quién eres: ándase vuestra merced con encantados ayunos y vigilantes, mirad si es mucho que ni coma ni duerma mientras con ellos anduviere.
Lo más singular es la tapadera que cierra tan exactamente la boca que es imposible se derrame una gota de agua, aunque haya vientos fuertes, ó se vuelva el jarrito boca abajo: á esta firmeza de la tapadera contribuye el diente ó laminilla, que tiene por debajo, hacia donde suelen estar los goznes de una vinagera, la cual encaja entre una pequeña abertura que dejan entre sí los extremos del cordón.
Mas yo tendré cuenta de aquí adelante de decir los que convengan a la gravedad de mi cargo, que en casa llena presto se guisa la cena, y quien destaja no baraja, y a buen salvo está el que repica, y el dar y el tener seso ha menester. ¡Eso sí, Sancho! -dijo don Quijote-: ¡encaja, ensarta, enhila refranes, que nadie te va a la mano! ¡Castígame mi madre, y yo trómpogelas!
Un libro nuevo, bien impreso, satinado y limpio, no encaja bien entre aquellas dignas y graves óperas, preñadas hasta reventar de latín y de ciencia. Nuestro sabio torna a la portería meditando todo esto, y escribe sobre otra papeleta el título de un libro sobre filosofía, del siglo trece.
Palabra del Dia
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