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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Bueno es que advierta yo aquí, para que mi erudición no te sorprenda, que mi prurito de enseñar ha estimulado mucho mi prurito de estudiar y de saber, desde que en el Retiro de Camoens nos conocimos y tratamos íntimamente. No te maraville, pues, que yo me muestre en algunas ocasiones algo erudita.
Lo cierto es que me ha proporcionado para mañana, a las diez de la noche, una cita con mi novia. La chacha me abrirá la puerta y me entrará en la casa. Ignoro a dónde se llevará a doña Juana para que no nos sorprenda. La chacha dice que yo debo descuidar, que todo lo tiene perfectamente arreglado y que no habrá el menor percance. En su habilidad y discreción pongo mi confianza.
María, comprendiendo que su madre se moría, repuso: Mamá, lo que más importa es la salud del alma... Si Dios quiere llevarte, que te sorprenda en su santa gracia... ¿Pero... me muero..., hija mía? Dios solamente puede decirlo... ¿Quieres que entre el señor cura para reconciliarte? Sí..., que entre..., hija mía..., que entre... El cura entró y estuvo unos instantes a solas con la enferma.
¡No! me repuso, la noche me gusta más... vámonos, tiemblo de que el sol me sorprenda en la calle y arrastrándome con fuerza, bajamos la escalera y me obligó a conducirla al toilette. Adiós... le dije estrechándole la mano. Adiós me replicó apretándome la mía en que quedaron impresos sus dedos finos y nerviosos. Al dar vuelta, me encontré con don Benito que acababa de abandonar a su compañera.
Le conozco a usted lo bastante para saber que no tengo que añadir ni una palabra más, porque cuando el afligido acude a usted en demanda de auxilio jamás necesita hacerlo más que una sola vez. »Aún espero de su bondad, otro favor. No le sorprenda mi petición, padre mío: olvídese de que se la hace un hombre a quien inmerecidamente tiene todo el mundo por una lumbrera médica de los tiempos actuales.
Sus párpados, al cubrir los hermosos ojos grises, proyectaron una sombra sobre la cara y su boca se crispó. ¿Acaban de llegar? preguntó. Llegaron ayer mañana. Venía á advertir á usted para que no se sorprenda si se ve repentinamente en su presencia. Jenny hizo un gesto de cansancio.
¡Caras! ¡caras! ¡nada más que caras, pegadas unas a las otras, que me miran irónicamente como diciéndome: «¡Hanckel, te estás poniendo en ridículo!» Han formado un doble cerco, y nosotros pasamos por el medio; y me sorprenda que nadie rompa con una carcajada el silencio que allí reina. Llegamos al altar que el viejo había fabricado artísticamente con un gran cajón cubierto por un paño rojo.
414 Ya verán si me despierto cómo se compone el baile; y no se sorprenda naides si mayor fuego me anima; porque quiero alzar la prima como pa tocar al aire. 415 Y con la cuerda tirante dende que ese tono elija, yo no he de aflojar manija mientras que la voz no pierda, si no se corta la cuerda o no cede la clavija.
Nadie se sorprenda por lo tanto, ni de la forma ni de los objetos que este abraza; y debemos terminarlo haciendo público nuestro agradecimiento hacia los distinguidos escritores que acaban de honrarnos con su fallo, como el señor D. José Tomás Guido, en una bellísima carta que acogieron deferentes La Tribuna y La Prensa, y que reprodujeron en sus columnas varios periódicos de la República. El Dr.
Desde las nueve el aire y la luz inundan mi dormitorio. Me levantan, me visten y abren los balcones uno a uno para que el aire del mar no me sorprenda bruscamente. Hacia las diez, bajo a los jardines. Tengo dos a mi disposición: el uno al norte de la casa, limitado por un muro más complicado que la gran muralla de la China; el otro al Mediodía, bañado por el mar.
Palabra del Dia
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