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Actualizado: 9 de junio de 2025


Abrense fugas también en las masas nevadas que llenan el fondo de los valles; si nos inclinamos al borde de uno de esos precipicios, veremos en el fondo algo negro bordado, como con encaje, por un poco de espuma; es el agua del torrente, y el sordo murmullo de los guijarros que rozan unos contra otros, sube por la tenebrosa abertura.

Mas aquí que, cuando llegaron los amantes y estaban en el patíbulo, comenzó á levantarse un rumor sordo en el público que llenaba la plaza y el cual fué tomando mayores proporciones, hasta oirse por algunos sitios la palabra perdón.

Pero esta vez nadie, ni acercando el oído a su rostro, hubiera podido distinguir una sola palabra. Era como el monótono zumbido de un insecto, el mismo lenguaje incomprensible y sordo que exasperaba a los emisarios de otros soberanos.

Atendió con cuidado y no tardó en escuchar el sordo rumor de la muchedumbre y más tarde el canto fúnebre, desgarrador de los clérigos, casi debajo de los balcones. Entonces se levantó velozmente y alzó con discreción una de las cortinas. Y vio el ataúd, el ataúd negro y dorado flotando como una barca sobre la muchedumbre.

En lo alto del buque vibró la señal de mediodía, un rugido que hizo temblar los pasillos y tabiques del trasatlántico y se dejó absorber sin eco alguno por el sordo infinito del Océano. Las doce: vamos a almorzar. Cerca de la proa vieron algunos pasajeros que señalaban la línea del horizonte, discutiendo con frases breves.

Ante sus ojos cruzábanse las cañas, formando apretada bóveda, casi al ras del agua. Delante de él iba sonando en la lobreguez un chapoteo sordo, como si un perro huyese acequia abajo.... Allí estaba el enemigo: ¡á él!

Hombres hay que aporrean un alma con sólo mirarlos, y otros que se meten en ella, dejándose querer, sin ser en las manos del uno ni en el poder del otro el odio ni el amor; pero éste parecía todo de plomo, mazo sordo.

D. Luis, dígamelo Vd. con franqueza, ¿ha sido también sordo el cielo a esta última súplica? ¿O es acaso que para avasallar y rendir un alma pequeña, cuitada y débil como la mía, basta un pequeño amor, y para avasallar la de Vd., cuando tan altos y fuertes pensamientos la velan y custodian, se necesita de amor más poderoso, que yo no soy digna de inspirar, ni capaz de compartir, ni hábil para comprender siquiera?

Al fin, tanto miedo tuvo de que el terrible coronel lo supiese, que con precoz sentido determinó separarse de aquel devaneo que no le convenía y no subir más al cuarto de la planchadora. Miguel le dio por ello la enhorabuena. Petra le persiguió todavía algún tiempo; pero el nuevo Teseo se hizo el sordo y la dejó abandonada.

Enternecióse el buen Padre de sus lágrimas, y haciéndoles poner á todos de rodillas delante de una cruz y levantadas las manos al cielo, les mandó pidiesen agua á la fuente de todos los bienes, que es Dios. No se hizo Dios sordo á las súplicas de aquellos nuevos fieles y así les concedió su petición con lluvia copiosísima.

Palabra del Dia

cabalgaría

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