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Actualizado: 20 de octubre de 2025


Miró entonces por la ventana y vio a una mujer sentada al piano. Llegó a sus oídos al mismo tiempo una música en sordina y el susurro de un canto a media voz. Es de Tristán murmuró quedamente Ojeda en su oído . El lamento desesperado de Iseo. Los dos permanecieron en silencio a ambos lados de la ventana, escuchando el canto que venía del interior con lejanías de ensueño.

No graznaban los loros en las inmediatas espesuras; los monos habían cesado de saltar entre las ramas; pasó mucho tiempo sin que sonase la caída de una hoja o de una corteza de árbol. Hasta la cascada parecía cantar con sordina, cual si estuviesen balbucientes y asustadas las blancas divinidades ocultas en sus linfas.

Es divertido... Aquí cada cual vive en familia, o mejor dicho, en camarilla. No se admite más que un pequeño núcleo de fieles y se cierra desdeñosamente la puerta a todo lo que huele a nuevo y original. Somos anticuados como un diablo... Es como si estuviéramos dando vueltas perpetuamente en un pequeño círculo. ¡Crimen imperdonable! murmuró en sordina para no ofender a la irritable Francisca.

La voz tenue del piano, tocado en sordina, atrajo la curiosidad de Isidro. Mire usted, Fernando. La alemana, la mujer del director de orquesta, que se aprovecha de que no hay gente en el salón. Cerca de ella está su niño... ¿Qué toca? ¿Wagner?... No; eso lo conozco; es de Schubert: El rey de los álamos. Vea cómo mueve la boca.

De aquí proviene que no atine yo a decidir hasta qué punto en Quitolis y en el que escribe su historia hay en germen un heresiarca: hasta qué punto ha permitido Dios y ha suscitado el diablo un Chanig o un Fox a la sordina en la muy católica ciudad de Almería. Teólogos inquisidores podrán decir sobre esto, si consideran que el caso lo merece.

Exactamente confirmó Leto ; y si usted continúa fijando la atención en ese ruido, llegará a oír conversaciones, y cantos a la sordina... y todo lo que usted quiera, hasta acabar por dormirse. Tras esto callaron todos por un buen rato, como si se tratara de poner a prueba las afirmaciones de Leto, mientras el yacht continuó deslizándose al mismo andar.

Romadonga gozaba de todo paseando su mirada serena por los circunstantes, en particular por el sexo femenino, recorriendo los grupos y dejando en cada uno testimonios de su gracia y amabilidad. Al contrario de los jóvenes del comercio que gustaban de vocear, don Laureano lo hacía y lo decía todo con sordina.

Después el diálogo se hizo más entrecortado, pero tan a la sordina, que quien hubiese estado cerca habría oído unas palabras y otras no, quedando, por lo tanto, incompleto y truncado el sentido de las frases. Por ejemplo: Cristeta. No ..., dos, tres meses... Esencial..., niñera. Inés.

Estado social peligroso, formas funestas a los pueblos nuevos que han menester savia joven e ideales nuevos. Y no es alarmismo de pesimista el nuestro: miramos los fenómenos sociales objetivamente, poniendo sordina a la pasión y al entusiasmo.

Los tres visitantes admiraron el silencio y la sumisión con que estos organismos enormes cumplían sus funciones cual si tuvieran un alma y se sometiesen voluntariamente a una disciplina. Ni el más leve ruido alteraba el silencio del metal que se movía envuelto en la sordina de la grasa. Todos los organismos funcionaban con la suavidad discreta del lubrificante.

Palabra del Dia

aprietes

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