Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 18 de mayo de 2025


Al fin, el duque de Carvajal y su hijo lograron un buen aposento en la Puerta del Sol, en una magnífica fonda que sólo era frecuentada por los grandes señores. El mismo día de su llegada, el Duque se presentó en palacio, pero no pudo ver al Rey. A la mañana siguiente, solicitó una audiencia, y se le contestó que el Rey no recibiría en toda la semana.

La estancia era una inmensa sala destartalada. Paco Gómez habitaba el palacio de un marqués que jamás había puesto los pies en Lancia, del cual su padre era mayordomo. El implacable bromista presidía vigilante y solícito los trabajos de sus compañeros, acudiendo a todas partes, saliendo a cada momento para dar órdenes a los criados o para recibir los mensajes que le enviaban.

Divertíale con cuentos y lecturas; tratábale con solícito esmero, atendiendo a su salud, a sus goces legítimos, a su instrucción y a su educación cristiana, porque el señor de Penáguilas, que era un si es no es severo de principios, decía: «No quiero que mi hijo sea ciego dos veces». Viéndole salir, y que la Nela le acompañaba fuera, díjoles cariñosamente: No os alejéis hoy mucho.

A sus oídos llegaban, entre el confuso vocerío, algunas blasfemias que le estremecían. De pronto se abre con violencia la puerta y sale precipitadamente una masa negra, disparada por unas manos que cierran de nuevo al instante. El P. Gil reconoció en aquella masa negra a un clérigo. Se aproximó solícito y vio que era el P. Norberto, con manteos y sin sombrero.

Apenas ha andado media jornada, encuentra un arroyo fangoso que detiene la galera. El vecino maestro de posta acude solícito a pasarla; se ponen nuevos caballos, se apuran todos los esfuerzos, y la galera no avanza. Quiroga se enfurece, y hace uncir a las varas al mismo maestro de posta.

Concedía a la duquesa tanta libertad para lo pequeño como se reservaba él para lo grande. Continuaba siendo aquel hombre cortés, solícito y tierno que su pobre mujer adoraba hasta en sus faltas. El se informaba de su salud con una atención casi filial.

Empeñado en recoger materiales para la publicación de su obra sobre la historia política y natural de estas provincias, solicitó del administrador de uno de los departamentos de Misiones, que había examinado con más esmero el carácter de los indios y el de sus instituciones, un informe detallado de su origen y progresos, indicando los arbitrios que, a su juicio, podían emplearse para sacarlos de su abatimiento.

Vino D. Alonso á los ecos del tumulto, y viendo que los refugiados no querian abrir las puertas de la iglesia, solicitó que la turba popular las quebrantase. Rehusaron los tumultuados cometer semejante sacrilegio, pero D. Alonso mandó llamar á setenta de sus esclavos que las hicieron pedazos, sacando á Merlo, á quien envió el magnate á su castillo de Aguilar.

Así, pues, un verdadero caballero, un espíritu culto, un hombre distinguido de frac adentro debe ser siempre solícito y obsequioso con las señoritas poco agraciadas, contribuyendo a mantener en ellas esa deleznable ilusión sobre sus dones físicos. No confío mucho en ver seguido este piadoso consejo, pues los hombres siempre fueron y serán humildes esclavos de la belleza.

En Cartagena obtuvo el mando de una pequeña fuerza, con la cual subió por las márgenes del Magdalena, y despues de haber batido varias partidas de las tropas enemigas en diferentes puntos de aquel rio, desde Ocaña solicitó el permiso del gobierno de Cartagena para pasar á Cúcuta. Obtenido el consentimiento, con grande esperanza y entusiasmo emprendia su obra el valeroso caudillo.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando