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Actualizado: 14 de noviembre de 2025


Hay que dejar hablar al padre, al anciano, al moribundo contestó el doctor con extraña solemnidad, sin interrumpirle; y ya que estamos los tres reunidos como hace nueve meses en el momento en que Magdalena acababa de expirar, voy a trazar la historia de ese amor en este tiempo. He leído lo que has escrito, Amaury; he oído lo que has dicho, Antoñita.

Los motivos que impulsaron á aquella linda mujer de no vulgar talento á renunciar á la vida y sepultarse en las frías lobregueces de un claustro, no es cosa que yo sepa y nada apuntaré por no alterar los hechos con suposiciones más ó menos gratuítas; pero es cierto que á la profesión de la actriz, se dió por la gente devota gran resonancia, que los padrinos fueron de la más encumbrada nobleza y que la solemnidad tuvo un brillo y esplendor inusitado.

Sucedió á D. Juan Daza D. Martin Fernandez de Angulo, á cuyos procuradores dió posesion del obispado el cabildo con presencia de las Bulas en 4 de diciembre con la solemnidad acostumbrada.

Hiciéronse las bodas con la solemnidad de personas Reales; porque el valor de Roger pudo igualar la nobleza de la mujer. Era María hija de Azan Príncipe de los Búlgaros, y de Trene hermana de Andronico, de quince años de edad, hermosa y por extremo entendida.

En cuanto tomaron el café, Emma, que estaba de muy buen humor, se levantó y dijo con solemnidad cómica: Ahora esperen ustedes aquí sentados; les preparo una gran sorpresa. ¿Qué hora es? Las ocho dijo el tío, que, a pesar de sus bromitas, que horrorizaban a Bonifacio, tampoco las tenía todas consigo. ¿Las ocho? Magnífico. Esperen ustedes un cuarto de hora.

¡Es inútil que nos supliques; somos inflexibles Nos vamos, Marenval, nos vamos. Entonces, no hagáis el tonto, dijo Marenval con solemnidad. Las circunstancias, como veis, son graves. Dejadme amablemente con Tragomer. Y en recompensa... ¡Ah! ¡ah! Un regalo! exclamaron las damas. ¡Bueno! , un regalo, dijo Marenval. Mañana, en todo el día, recibiréis un recuerdo mío. Las mujeres batieron palmas.

La verdadera gracia, el encanto mágico de la pura poesía pastoral, se confunde en ellos con la más grave solemnidad de la heróica.

Cada cual sabía que había otros pueblos que el suyo en el mundo, a fuerza de fe; pero viajar por instrucción y curiosidad, ir a París sobre todo, eso ya suponía un hombre superior, extraordinario, osado, capaz de todo: la marcha era una hazaña, la vuelta una solemnidad: y el viajero, al divisar la venta del Espíritu Santo, exclamaba estupefacto: ¡Qué grande es el mundo!

Y luego añadió con cierta solemnidad: ¿ sabes quién es este cabayero, Eduvigis?... ¡Qué has de saber ! Pues es don Fernando Salvatierra, ese señor tan nombrao en los papeles, que defiende a los probes. El gesto de la vieja, al abandonar un instante la lumbre para mirar al recién llegado, fue más de curiosidad y asombro que de admiración.

Se celebró la boda, con la posible solemnidad, en la iglesia de Zaro y luego la fiesta en la casa de Bautista. Hacía todavía frío, y los aldeanos amigos se reunieron en la cocina de la casa, que era grande, hermosa y limpia. En la enorme chimenea redonda se echaron montones de leña, y los invitados cantaron y bebieron hasta bien entrada la noche, al resplandor de las llamas.

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