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Actualizado: 28 de mayo de 2025
Estamos solas le dijo temblando la más vieja. ¿Qué hay, señoras? Tememos que alguien se entre por esos tejados. ¿Cómo, quién se va á atrever? ¿No sabe usted lo que ha pasado, caballerito? dijo Paz. Esa Clarita.... ¡Qué horror, qué perversión!... ¿Para cuándo es el patíbulo? exclamó Salomé. ¡Un hombre, un hombre ha entrado aquí por esa niña, un seductor! ¡Y nosotras tan ciegas que la recogimos!
Mr. ARNAUD, ya fuese solo, ó ayudado de sus compañeros de Puerto-Real, poco mas de la mitad del siglo pasado, publicó una Lógica con el título: Arte de pensar, que como halló los ánimos dispuestos á despreciar la antigüedad y á recibir qualesquiera novedades por una parte, y por otra este libro les alhagaba el gusto, fué generalmente recibido con grande aceptacion, tanto que en breve se hicieron muchas ediciones, se trasladó á la lengua Latina, y los que escribieron Cursos Filosóficos no pusieron en ellos otra Lógica que esta, con solas algunas mutaciones, que mas sirven de adorno que de alterar la sustancia.
Todo se lo iba a llevar la trampa. Había que prepararse. Oh, podrían arrojarla de Vetusta, pero ella no se iría sin llevarse medio pueblo entre los dientes». Por eso mordía con aquel furor que asustaba a su hijo. Fermo, el señorito, pensaba a solas, en su despacho de Fausto eclesiástico. «¡Solo, estoy solo, ni mi madre me consuela! ¿Qué he de hacer?
Terminado el diálogo se despidieron, y Millán se fue: Pepe entró al cuartito donde trabajaba y, a solas, se dejó caer sobre una silla, casi llorando de rabia y de vergüenza. En aquel momento, hubiera sido capaz de ahogar a Tirso entre las manos. El ruido que hicieron algunos cajistas al marcharse le distrajo de pronto y, mirando al reloj vio que faltaba poco para la hora de la cena.
La recibió el contratista en lo alto de la escalinata, acompañándola después por las diversas habitaciones, pálido de emoción al verse á solas con la «señora marquesa».
Y para honrar el alma regia reencarnada en ella, cuya autenticidad reconocían todos sus visitantes misteriosos, quiso vivir como la decapitada soberana de Escocia, imitando sus vestidos tal como los había visto en los cuadros, convirtiendo su palacio en un castillo, comiendo á solas en vajillas antiguas los manjares que un profesor de Historia se encargaba de buscar en las viejas crónicas.
Poco después se descuidó algo D. Valentín, alzó la voz demasiado al preguntar á Clara por su madre, y ésta exclamó desde la alcoba: ¡Qué pesadilla de hombre! Se ha propuesto no dejarme descansar. ¡Si parece que está hueco! Valentín, habla bajo y no me mates. D. Valentín salió entonces zapeado de la estancia en que se hallaban Clara y Lucía, y las dejó solas.
Así, pues, Cleopatra, ¿reconoces que tú y las demás mujeres sabinas fuisteis raptadas durante la noche del veinte al veintiuno de abril? ¿No es eso? CLEOPATRA. ¡Ya lo creo! ¡Desde luego no nos fugamos solas! MARCIO. No, veo que no comprende todavía. Señor pro... CLEOPATRA. ¡Esto es demasiado, Marcio!
Delante del Portal hay una lindísima plazoleta, cuyo centro lo ocupa una redoma de peces, y no lejos de allí vende un chico La Correspondencia, y bailan gentilmente dos majos. La vieja que vende buñuelos y la castañera de la esquina son las piezas más graciosas de este maravilloso pueblo de barro, y ellas solas atraen con preferencia las miradas de la infantil muchedumbre.
Porque no hay pruebas... como ahora. Y alguna vez se ha de empezar. En fin, ya digo que hablaremos.... Necesito estar solo.... Salió también Peláez y De Pas, entonces a solas con su pensamiento, dejó que le subiera al rostro la sangre amontonada por la vergüenza... «¡Qué degradación!» pensó; y se puso a dar paseos por el despacho, como una fiera en su jaula.
Palabra del Dia
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