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Actualizado: 25 de mayo de 2025


Más adelante, cuando supo que en Febrero y Marzo había estado Juanito Santa Cruz enfermo de pulmonía, acordose de que aquella noche lo había soñado ella. Y fue verdad que lo soñó a la madrugada, cuando su caldeado cerebro se adormeció, cediendo a una como borrachera de cavilaciones.

He soñado muchas veces continuó ella con un hombre que robase por , que matase si era preciso, y fuese á pasar el resto de sus años en una cárcel... ¡Pobre ladrón mío!... Yo viviría únicamente para él, pasando día y noche junto á las murallas de su prisión, espiando las rejas, trabajando como una mujer del pueblo para enviar buena comida á mi bandido... Eso es amor, y no las mentiras frías, los juramentos teatrales de nuestro mundo.

, eso, convencerme de que había sobrevenido, para ustedes dos, la pasión ideal; que usted le daría efectivamente esa dicha que sólo se realiza para una muchacha entre miles que la hemos soñado y la estamos soñando con el mismo deseo, con la misma ternura... En fin, usted penetra en las almas con tanta fineza... Yo porqué se queda callado. Me hace gracia.

Pero permítame quedarme aquí una hora más. Y se sentó a mi mesa para preparar un trabajo que debía quedar terminado aquella mañana misma. No advertí cuándo salió de mi cuarto. Desapareció con tanto silencio que al despertarme parecíame haber soñado toda una historia austera y conmovedora cuya moraleja se dirigía a . Aquella misma mañana volvió.

Con la viveza de una niña que corre a satisfacer un soñado capricho, atravesó Currita los vastos departamentos del palacio, en que resplandecían por todas partes el lujo y la molicie; llegó a uno de sus extremos, la de honor en otro tiempo, habitada entonces por la servidumbre.

Aunque Doña Blanca era buena cristiana, estos raptos de mal humor contra su marido se comprenden y explican como en cierto modo independientes de su voluntad. Doña Blanca no había encontrado en él ni un átomo de la poesía, ni una chispa de las sublimidades que había soñado hallar, en su inexperiencia, en el hombre á quien dió su mano, siendo aún muy niña.

Por eso desde las montañas de Liébana hasta el valle de Reocín se denunciaron las entrañas de la madre tierra; y buscando todos en ellas riquezas á montones, perdieron muchos las que tenían, y ganaron pocos, entre litigios y peleas, bastante menos de lo que habían soñado.

Y bastante resignación era contentarse, por ahora, con Vetusta. De Pas había soñado con más altos destinos, y aún no renunciaba a ellos.

Mientras de este modo se enardecía el espíritu y se exaltaban los sentidos de aquellos bárbaros, iba pasando mucho tiempo, más tiempo del que yo quería que pasase sin poner en ejecución mi pensamiento. Habían sonado las nueve, las diez, casi las once.

Díjele mi nombre, para que me anunciara, y salió dejándome solo en una especie de sala de armas, cuyas paredes estaban cubiertas de atributos de caza y retratos de familia. Aguardé un gran rato, sin ver aparecer a nadie. ¡La carrera de gloria y honores, con que yo había soñado, comenzaba por hacer antesala! Devorábame la impaciencia.

Palabra del Dia

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