Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 3 de mayo de 2025
Pero ahora, aleccionado, se propuso dominarse, cerciorarse de si aquella maligna insinuación tenía algún fundamento, y si por desgracia esto sucediese, tomar una venganza cumplida, y que fuese sonada. Gran trabajo le costó disimular la emoción que le embargaba. No estaba avezado a ocultar sus sentimientos. Mas el vivo deseo de salir de dudas, le ayudó poderosamente.
Yo le hubiera pedido perdón. Yo le hubiera repetido mil veces que le amaba. Yo le hubiera renovado mis juramentos. Yo hubiera puesto término a la insana poesía, a la soñada historia que sólo a mi vanidad satisfacía. Pero no: Braulio tiene razón, Braulio es delicado. Un marido no debe tener celos. No debe decir a su mujer que sospecha de ella.
Sin embargo, para el viejo porteño que no ha salido nunca de Buenos Aires, o para el joven provinciano que recién llega de su provincia, el Club es, o era en otro tiempo, algo como una mansión soñada cuya crónica está llena de prestigiosos romances y en el cual no es dado penetrar a todos los mortales. Don Benito conocía la casa desde su fundación y gozaba en ella de una influencia única.
Al caer la tarde el sol poniente abarcó con sus rayos la ventana de colores iluminando de lleno la figura blanca con sus rayos horizontales; y entonces, como si milagrosamente la vivificaran los besos de aquella luz celeste, se fue desprendiendo de los vidrios, tomó cuerpo en el aire semejante a una forma diáfana, impalpable, flotó en el atmósfera, y lentamente fue bajando, bajando, a modo de aparición soñada, hasta tocar con sus sagrados pies el pavimento de la iglesia, por donde en luces amarillentas, lujos culpables y reflejos metálicos, parecía también desparramado el oro caído de las mesillas de los mercaderes.
Contra la soñada impasibilidad de Goethe protestan otros amores, y singularmente los que le inspiró Carlota Buff. No se mató por ella; pero Werther fue el precio de su rescate y de su vida. La poesía le libró.
Preguntas son estas que pondrian en bárbaros aprietos al legislador en teoría de esa soñada república platónica. No sé por qué me parece encontrar cierta analogía entre su idea y las asociaciones de las abejas, de las hormigas y de los castores.
De cuantas crueldades y tiranías y de cuantas muestras de grosero, torcido y falso celo religioso hizo y dió entonces un partido fanático por el afán de extinguir en España la civilización moderna y de retroceder á una edad de ignorancia y barbarie, que jamás existió y fué completamente soñada, más culpa que dicho partido fanático y servil tuvieron la Santa Alianza, los franceses que ejecutaron sus órdenes y casi toda Europa, abrumando con su peso al pueblo español y desatando las manos de Fernando VII para que, en premio de haber peleado por su trono, cargase á este pueblo de cadenas.
Lo que, como un lirio de noche en una habitación oscura, tuvo en medio de todas estas agonías iluminada el alma de doña Andrea, y le aseguró en su creencia bondadosa en la nobleza de la especie humana, fue que, ya porque en realidad le apenase la suerte de la viuda, ya porque creyera que había de parecer mal, siendo como el don Manuel bien querido, y maestro como ella, que permitieran la salida de sus hijas del colegio por falta de paga, la directora del Instituto de la Merced, el más famoso y rico del país, hizo un día, en un hermoso coche, una visita, que fue muy sonada, a casa de doña Andrea, y allí le dijo magnánimamente, cosa que enseguida vociferó y celebró mucho la prensa, que las tres niñas recibirían en su colegio, si ella no lo mandaba de otro modo, toda su educación, como externas, sin gasto alguno.
Y esto otro: Estaba la pájara pinta a la sombra de un verde limón.... Estos cantares los oía en una plaza grande a las mujeres del pueblo que arrullaban a sus hijuelos.... Y así se dormía ella también, figurándose que era la almohada el seno de su madre soñada y que realmente oía aquellas canciones que sonaban dentro de su cerebro.
Aquella noche dio D. Pedro un baile estupendo en el patio de su casa y salones contiguos. Criados y señores, hidalgos y jornaleros, las señoras y señoritas y las mozas del lugar, asistieron y se mezclaron en él, como en la soñada primera edad del mundo, que no sé por qué llaman de oro. Cuatro diestros, o si no diestros, infatigables guitarristas, tocaron el fandango.
Palabra del Dia
Otros Mirando