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Actualizado: 24 de julio de 2025
Pienso en estas palabras, y, cuando me llega el turno de echar las tres paladas de tierra en la fosa, dejo caer también en ella un juramento silencioso: «No amigo, no abandonaré nunca a tu hijo... Amén.» Todo tiene fin.
Mamá aun no ha salido de su cuarto y papá y María están fuera. María en la iglesia, como siempre, ¿verdad? No fue más que a misa; pronto vendrá. ¡Ya, ya! exclamó el joven, poniéndose repentinamente grave y silencioso. Marta dio fin a su tarea bajo la inspección seria y no muy atenta de su futuro hermano. ¿Quieres aguardarme? No tardaré en venir...
Esto, que es una cualidad de aristocracia, llevó a la pobre Betina a la prisión, de donde salió tuberculosa. Esta mujer artista, de espíritu extraordinario, dice que todo en España es idioto, menos los amigos del café silencioso. Realmente, con bastante dificultad se podría hallar un cenáculo más pintoresco y más multiforme.
Cuando concluyó hizo restallar la tralla con un mohín escéptico que afilió a su opinión a todos los viajeros. La discusión estaba terminada, pero, disparado ya el tahonero, necesitaba desahogarse con alguien, y dirigiéndose al infeliz del gorro, silencioso y triste en un rincón, preguntole con aire picaresco. Amolador, ¿y tu mujer? ¿Por qué parroquia está?
Repitió lo que había pensado en las noches, mientras luchaba con sus antiguas preocupaciones; lo que había resumido enérgicamente poco antes, mientras venía silencioso en el carruaje, al lado de ella. Habló del porvenir.
Sentábanse en los ribazos cubiertos de hierba, y al hablarse arrancaban las margaritas silvestres que crecían al alcance de sus manos. Así esperaban la llegada del crepúsculo, y las sombras les sorprendían muchas veces en las inmediaciones del canal silencioso y profundo, que había presenciado sin un murmullo, con la bonachona complicidad de la luna, la comunión primera de su amor.
Sin hablar una sola palabra, sin que uno ni otro sirviera de guía á su compañero, pero con silencioso y mutuo acuerdo, se deslizaron entre las sombras del bosque de donde había salido Ester, y se sentaron en el mismo tronco de árbol cubierto de musgo en que ella y Perla habían estado sentadas antes.
Montaner quedó silencioso, como si le obsesionasen sus recuerdos.
Tristán, muy pálido también, quedó unos instantes silencioso y al cabo dijo haciendo visibles esfuerzos para hablar con calma: Es inútil que hablemos más. Todas las cosas tienen un término triste en este mundo y la amistad es de las que primero se marchitan.
Don Pedro representaba la paciencia, el humor igual, el respeto silencioso, en aquella casa tranquila y limpia, que únicamente perdía su calma monástica al presentarse el dueño por unos días, entre dos viajes. Cinta se había acostumbrado á las visitas del catedrático. Al marcar el reloj las tres y media presentía sus pasos en la escalera.
Palabra del Dia
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