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Actualizado: 27 de junio de 2025


A las dos en punto marcharían todos hacia la Fábrica, cuya guardia, encomendada a la sazón al joven marqués de Peñalta, no pasaba de veinticinco hombres, y la atacarían ostensiblemente por las puertas, mientras otros escalarían por detrás las tapias.

A esta sazón dijo el primo: -Yo no , señor don Quijote, cómo vuestra merced en tan poco espacio de tiempo como ha que está allá bajo, haya visto tantas cosas y hablado y respondido tanto. ¿Cuánto ha que bajé? -preguntó don Quijote. -Poco más de una hora -respondió Sancho.

En llegando más cerca, fue conocido de todos por el gallardo Basilio, y todos estuvieron suspensos, esperando en qué habían de parar sus voces y sus palabras, temiendo algún mal suceso de su venida en sazón semejante.

Hiciéronse las diligencias, vio el vicario la cédula, tomó el tal vicario la confesión a la señora, confesó de plano, mandóla depositar en casa de un alguacil de corte muy honrado...» A esta sazón, dijo Sancho: -También en Candaya hay alguaciles de corte, poetas y seguidillas, por lo que puedo jurar que imagino que todo el mundo es uno.

Allí llegaban y eran cordialmente recibidos no solo los sudamericanos que deseaban un consejero honrado para orientarse en los caminos de la vida americana, sino todos los cubanos interesados en la política de su país. Allí conoció a Estrada Palma, que a la sazón ganaba su vida manteniendo un pensionado de enseñanza en el estado de Nueva Jersey, y a muchos otros después actuaron en la revolución.

-No más: cesen mis alabanzas -dijo a esta sazón don Quijote-, porque soy enemigo de todo género de adulación; y, aunque ésta no lo sea, todavía ofenden mis castas orejas semejantes pláticas.

Ya a esta sazón estaban en paz los huéspedes con el ventero, pues, por persuasión y buenas razones de don Quijote, más que por amenazas, le habían pagado todo lo que él quiso, y los criados de don Luis aguardaban el fin de la plática del oidor y la resolución de su amo, cuando el demonio, que no duerme, ordenó que en aquel mesmo punto entró en la venta el barbero a quien don Quijote quitó el yelmo de Mambrino y Sancho Panza los aparejos del asno, que trocó con los del suyo; el cual barbero, llevando su jumento a la caballeriza, vio a Sancho Panza que estaba aderezando no qué de la albarda, y así como la vio la conoció, y se atrevió a arremeter a Sancho, diciendo: ¡Ah don ladrón, que aquí os tengo! ¡Venga mi bacía y mi albarda, con todos mis aparejos que me robastes!

Las camisas, bien cortadas, sin bordados ni primores de mal gusto, pero también sin buches, vinieron de las mejores casas parisienses que a la sazón había, correspondientes a las de Charvet y Tremlett de ahora.

Guzmán resuelve servir á su Rey en el destierro, ofreciendo contra los africanos sus servicios á Almanzor, Príncipe moro que sitia á la sazón á Algeciras, con la condición de que levante el cerco y retire sus tropas del territorio cristiano. El infante Don Enrique se refugia un día en la casa de Guzmán para evitar la cólera del Rey y huir después á Portugal.

Sentéme al cabo del poyo y, porque no me tuviese por glotón, callé la merienda; y comienzo a cenar y morder en mis tripas y pan, y disimuladamente miraba al desventurado señor mío, que no partía sus ojos de mis faldas, que aquella sazón servían de plato. Tanta lástima haya Dios de como yo había dél, porque sentí lo que sentía, y muchas veces había por ello pasado y pasaba cada día.

Palabra del Dia

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