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La manzanilla presenta inflamaciones que terminan por resolucion, y nunca por metástasis, como sucede en la pulsatila; ó por supuracion, como en la belladona; ó por diaforesis, tialismo y aumento de mucosidades, como en la dulcamara, el saúco, la ipecacuana; ó por derrames serosos, exudaciones de linfa plástica, como en el arsénico, brionia, mercurio; las inflamaciones de la manzanilla tienen un carácter nervioso, que no se eleva á la altura de las inflamaciones reumáticas.

Amigos somos desde que ni ni yo levantábamos una vara del suelo y nos metíamos en los zarzales buscando nidos y cortábamos cañas de saúco para hacer tira-tacos mientras nuestros padres aserraban algún haya para hacer madreñas. Que lo eres nuestro tampoco hay que dudarlo. Sólo á los amigos se les recibe y se les convida del modo que acabas de hacerlo.

Desde que vivían en la calle del Olmo, Doña Francisca fue abandonada de la sociedad que la ayudó a dar al viento su fortuna, y en las calles del Saúco y Almendro desaparecieron las pocas amistades que le restaban.

Igualmente un monte de durazno, y por sus inmediaciones algunos retazos de monte de sauco y chisca: pero todo ese terreno es tan indefenso como el anterior. Desde esta reduccion á la costa del mar hay tres leguas, y en su orilla han visto abundancia de lobos marinos. Dia 3.

Para atenuar las horas tristes, sacaban fuerzas de flaqueza, alegrando con afectadas fantasmagorías los ratos de la noche, cuando se veían libres de acreedores molestos y de reclamaciones enfadosas. Fue preciso hacer nuevas mudanzas, buscando la baratura, y del Olmo pasaron al Saúco, y del Saúco al Almendro.

Y sin embargo, ¡cuánto se amaban! Su cariño era antiguo. Databa de cuando Demetria, niña de nueve ó diez años, iba con su padre á Peña-Mea. Porque el tío Goro poseía en aquellos campos, no lejos de la Braña, una cabaña con su establo y alrededor un prado cercado. Allí solía llevar parte de sus vacas en los meses de calor: pacían el prado y las yerbas pertenecientes á los pastos comunales del concejo de Laviana: retirábalas al llegar el mes de Octubre. Generalmente solía dejar á su cuidado un criadillo, pero una ó dos veces por semana iba él allá á enterarse de lo que ocurría y llevar provisiones de boca al pastor. En estas excursiones le acompañaba alguna vez Demetria cuando tenía menos años. Ningún placer más grande para la niña que salir con su padre antes que rayase el alba, pasar el día entero jugando sobre aquellas montañas y regresar á la noche cargada de zampoñas, jaulitas para grillos y huevos de buitre. Todas estas cosas y otras más le proporcionaba Nolo, que apacentaba las vacas de su padre cerca de las del tío Goro. El mancebo de diez y seis años y la niña de diez se trabaron con estrecha y cariñosa amistad. Ella gozaba siguiéndole cuando se metía por entre los zarzales en busca de nidos ó cortaba ramas de saúco para hacer flautas ó varitas finas de salguera para fabricar jaulas.

He rodeado alguna parte de esta laguna, y pasado los canales por los cuales otros tienen comunicacion con la bahia; pero fué con gran peligro, no solo por los pantanos, sino tambien por los tigres, que son mas numerosos de lo que he visto en parte alguna. Sobre los bordes de estas lagunas hay bosques muy espesos, de tala y sauco, donde se refugian estos animales, cuyo alimento es el pescado.

Doña Manuela estaba poseída de una embriaguez de compras, e iba de un punto a otro sin cansarse de derramar la plata ni de Henar la espuerta de Nelet, a cuyo fondo iban a parar el fresco solomillo, las ricas morcillas para la pantagruélica olla de Navidad, los legítimos garbanzos del Saúco comprados al choricero extremeño, y otros mil artículos para cuya adquisición era necesario sufrir los empellones y groserías de una muchedumbre famélica que parecía prepararse para las carestías de un largo sitio.

Esta cesó cuando Juan, tomándola a la tarde de la mano, la llevó, mientras que Pedro y Adela buscaban flores de saúco para Ana, a la sombra de un camino de rosales que daba al saucal, y donde había de trecho en trecho unos bancos de piedra, y al lado unos atriles, de piedra también, como para poner un libro.

Laura se dejó caer sobre ella pesadamente, aspirando con voluptuosidad el aroma fresco del heno, del tomillo, saúco silvestre y otras hierbas aromáticas que se crían en los prados de la montaña; después se levantó y se puso á dar vueltas de un lado á otro, hundiéndose hasta la rodilla. Esto le placía sobremanera, á juzgar por la sonrisa feliz que contraía sus labios.