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Actualizado: 2 de mayo de 2025
Desde las primeras palabras de los actores, la joven comprendió que no podría interesarse en lo que pasaba en la escena. Su atención no se sostenía, a pesar del interés de la pieza, la calidad de los actores y la amenidad de una sala tan selecta. Todo lo que allí había, gente, ruido, luces, desaparecía ante su preocupación.
Delaberge algo desconcertado por tan vulgar acogida y aún más por la comprobación de tan mortificante olvido, declaró que no estaba por la sala roja y que prefería el cuarto que había ocupado en otros tiempos y cuya ventana daba al jardín.
»Con lo cual y una forzada sonrisa, el correspondiente ademán y la disculpa de que me llamaban desde la sala, escapeme del gabinete sin estudiar con los ojos la impresión que mis respuestas habían causado en las profundidades del banquero.
La imprecación retumbó en la sala como una voz de los pasados siglos que clamaba en defensa de cien generaciones ultrajadas. Oyéronse luego llantos comprimidos y el resoplido de D. Paco, que así desfogaba los ardores de su corazón, inflamado ya por nobles impulsos de generosidad. Señora dijo moqueando y babeando perdone usía a las niñas. Eso no habrá sido nada.
¡Venga de ahí, Moñotieso! gritó el señorito. Y la cantaora rompió en una soleá, con una voz aguda y poderosa, que después de hincharla el cuello como si éste fuera a reventarse, atronaba la sala y ponía en conmoción a todo el cortijo.
Pase usted, Gonzalo; papá le espera en la sala dijo la joven cruzando de nuevo por delante de él. Que se alivie su tío. Muchas gracias respondió acortado. Y al alejarse caminando hacia atrás, como era tan alto, dió un testarazo con la lámpara de la antesala, que por poco la hace venir al suelo. Miró con angustia hacia arriba, se apresuró a sujetarla y se puso muy colorado.
Despues de la sala de escultura ó estatuaria se encuentra en el vasto palacio de las Artes el interesante salon de pinturas que contiene la galería especial de los pintores lioneses. En general se observa en el estilo de esos artistas bastante vigor de colorido, y una marcada predileccion por el paisaje y la historia.
Yo, a bailar un tango o una-guaracha, mi queridín respondió, y diciendo y haciendo comenzó a saltar por la sala dando las castañetas hasta que se le cayó el sombrero y quedó al aire la piedra de lavar que tenía por cabeza. Los socios se tiraban por los divanes, de risa. Peña dejó escapar algunas frases de desprecio, y se retiró amoscado y desabrido.
Ni me sé explicar de una manera satisfactoria la razón en que se funda para creer que se divierten un enjambre de máscaras que vi buscando siempre, y no encontrando jamás, sin hallar a quien embromar ni quien las embrome, que no bailan, que no hablan, que vagan errantes de sala en sala, como si de todas les echaran, imitando el vuelo de la mosca, que parece no tener nunca objeto determinado. ¿Es por ventura un apetito desordenado de hallarse donde se hallan todos, hijo de la pueril vanidad del hombre? ¿Es por aturdirse a sí mismos y creerse felices por espacio de una noche entera? ¿Es por dar a entender que también tienen un interés y una intriga?
Presentíase allí una de esas catástrofes sumamente grandes para caber dentro del hogar, y que se desbordan hasta el exterior. Cuando llegué, percibí gemidos sollozantes. Salían del fondo de un pequeño corredor, de dentro de una gran habitación atestada y clara como una sala de estudios.
Palabra del Dia
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