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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Entonces interrogué a Sa-Tó; y su dedo respetuoso fué señalándome el Templo de los Antepasados, el Palacio de la Soberana Concordia, el pabellón de las Flores de las Letras, el kiosco de los Historiadores, brillando, entre los bosques sagrados que los cercan, con sus tejados lustrosos, azules, verdes, escarlata y de color de limón.
En la puerta un presbítero, sentado ante una mesa, golpeaba con una moneda la bandeja de las ofrendas, y aquel choque metálico, acusador del interés, sonaba mal: los muros sagrados lo devolvían en apagados ecos, cual si rechazaran la voz de la codicia humana.
Muchas veces en los documentos de la España árabe se hace mencion de bibliotecas, que no eran sino una coleccion completa de los libros sagrados del viejo y nuevo Testamento, ó propiamente hablando biblias: y de esta especie eran la biblioteca que el conde Adulfo costeó para la iglesia de S. Acisclo, segun se colige del epigrama primero de Cipriano, arcipreste de Córdoba, y la famosa del presbítero Leovigildo que celebró en una larga é ingeniosa composicion poética Alvaro Cordobés.
La Iglesia española no omitió medio alguno en el arreglo y pormenores de estas festividades para ofrecer tan sagrados objetos á los sentidos, y con ese objeto empleó á un tiempo los encantos de la música, de la pintura y de la poesía, artes nobilísimas, y la pompa más deslumbradora en el culto divino.
Al pronunciar las últimas palabras se llevó las manos a la cara y comenzó a sollozar. El P. Gil la contempló un momento con ojos severos. Lo que acaba de decir es una gran impiedad, tanto más grande y abominable, cuanto que sale de una boca que va a pronunciar muy pronto votos sagrados. Perdón, padre... Son sueños nada más.
Encadenado por los encantos de Deidamia se disfraza de mujer, y vive desconocido de todos, entregado á su amor tranquilamente en la corte de la bella Princesa, hasta que la guerra penetra en esta región pastoril, y despierta su alma de esa embriaguez amorosa al cumplimiento de los deberes más sagrados del hombre.
El primer período de esta arquitectura corresponde á la época religiosa de la historia de los árabes: ¿cómo podia el artista, que vive de la vida de su siglo, dejar de inspirarse en los libros sagrados, ni dejar de obedecer á la irresistible fuerza de las creencias nacionales?
Uno de ellos es la corrupcion original del hombre, y los estragos que esta corrupcion produce en el entendimiento y en la voluntad. ¿Semejante doctrina es acaso muy á propósito para inspirar demasiada confianza? ¿Los libros sagrados no estan llenos de narraciones en que resaltan la perfidia y la maldad de los hombres?
D. José Hualte, en presencia de lo más calificado del acompañamiento, les propuso a los Reos, con tal viveza de razones, gravedad de estilo, solidez de textos sagrados, energía valiente y acrimonía poderosa y compasiva, la miseria, fealdad, horror y abominación de sus crímenes singulares, que pudiera serles aquella reprensión el más penoso castigo a no templársela quien se la daba, en su más dulce y saludable medicina.
Para alcanzar su fin, para reparar las brechas de su fortuna, ha usurpado nuestra confianza, ha hecho trizas nuestro reposo, ha jugado con nuestros sentimientos más puros, más verdaderos y más sagrados, ha estropeado y destrozado nuestros corazones sin piedad. Vea ahí lo que ha hecho, ó querido hacer, poco importa.
Palabra del Dia
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