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Actualizado: 16 de junio de 2025
Una vez en los pasillos, acortó el paso, y comenzó a mirar a todos lados, sin lograr ver lo que deseaba. Triste y cabizbajo descendió lentamente por las escaleras. Ya se disponía a levantar el pestillo de la puerta, cuando creyó advertir que la cuerda con que la abrían desde arriba se agitaba. Quedóse un momento inmóvil. Tornó a llevar la mano al pestillo, y otra vez percibió la sacudida.
Como si toda la pasión acumulada y oculta en tantos años brotara en ella de una vez con violenta sacudida, exclamó con fuerza: ¡Necio!, ¿no ves que te adoro? Lázaro quedó petrificado. La dama había hablado con toda la expresión de la verdad humana; se había revelado en un solo esfuerzo y del modo más categórico.
Popito saltó entre los negros matorrales de la cabellera, buscando un lugar á propósito para sentarse. Agárrese con fuerza á un mechón dijo Gillespie . No tema hacerme daño. Todo lo que venga de usted es para mí una caricia. Después de estas palabras galantes, añadió: Viajará usted un poco sacudida, pero la primera parte de nuestra expedición conviene que sea rápida.
Diciendo estas palabras, cogió por un brazo a la niña, procurando levantarla. ¡No me da la gana! dijo la enferma, desprendiéndose de la mano que la retenía, con una fuerte sacudida. Tan suavita es la hija como el padre; quien lo hereda no lo hurta murmuró Momo, que se había asomado a la puerta. Como está mala, está impaciente dijo su padre, tratando de disculparla.
Al subir la pesada barca choca de morrillo en morrillo, de obstáculo en obstáculo, salvándolos á saltos, cada uno de los cuales y cada sacudida resuena en los pechos de aquellas mujeres, y no es emplear una figura el decir que tan dura ascensión se practica á costa de sus carnes magulladas, de su delicado seno, de su propio corazón.
Ella azotaba la lana con vigor y la falda subía y bajaba a cada golpe con violenta sacudida, dejando descubiertos los bajos de las enaguas bordadas y muy limpias, y algo de la pantorrilla. El Magistral seguía con los ojos los movimientos de la faena doméstica, pero su pensamiento estaba muy lejos.
Le tenía cogido por un brazo, y cada una de estas frases iba acompañada de una fuerte sacudida. Cuando hubo concluido su filípica, le dejó llorando en el rincón y se fue detrás de Eulalia, que se había subido de nuevo al cuarto, para cerciorarse del número y de la clase de estragos allí ejecutados.
Facia inclinó la cabeza y se tapó la cara con las manos, como si se avergonzara, en su humildad, de aquella inmerecida munificencia de su señor; Tona sufrió una sacudida de arriba abajo, como si la hubieran aplicado una descarga eléctrica; Chisco no movió pie ni mano ni una sola fibra de todo su cuerpo, pero se puso muy descolorido.
La naturaleza había respondido al llamamiento con una sacudida formidable de sus fuerzas interiores, levantando sobre la alfombra de césped un inmenso templo de cúpulas movibles, una catedral de verdura cuyos fustes de todos colores y tamaños se alineaban en serie indefinida hasta perderse de vista.
«Comprendo prosiguió el buen sacerdote enderezando su cuerpo y aproximando el sillón para tocar con su mano el brazo de Doña Francisca , comprendo su trastorno... No se pasa bruscamente del infortunio al bienestar, sin sentir una fuerte sacudida.
Palabra del Dia
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