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Actualizado: 21 de julio de 2025
13 Hermanos míos, no os maravilléis si el mundo os aborrece. 14 Nosotros sabemos que somos pasados de muerte a vida, en que amamos a los Hermanos. El que no ama a su Hermano, permanece en muerte. 15 Cualquiera que aborrece a su Hermano, es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permaneciente en sí.
Bien sabemos que gustarán de la que llaman ellos paz, y yo no la tengo por tal, que es que nosotros nos rindamos, y nos sugetemos á ellos, y les sirvamos como á nuestros amos y señores; y esto no es paz, sino ocasion de las inquietudes, perturbaciones y guerras, que hemos tenido hasta aquí.
Los viejos continuó aquel filósofo rústico aún le tenemos cierto aquel a su mercé y a los de su época. Sabemos que no se han hecho ricos con sus sermones como muchos otros: sabemos que han padecío y se las han tragao de muy duras... Pero mire su mercé a los chavales. Y señalaba a los que se habían quedado sentados sin aproximarse a Salvatierra; todos jóvenes.
ESCIPIÓN. Sí, señora, lo sabemos; pero... nosotros también tenemos la intención de pediros en matrimonio. CLEOPATRA. ¿Pero habláis en serio? ¡Habéis perdido el juicio! ESCIPIÓN. Señora, miradnos bien: no se trata de unos snobs de la avenida Nevsky.
El príncipe, sabiendo por experiencia que su coronel no conocía el valor del tiempo cuando empezaba á hablar de la «legitimidad» y de «sangre derramada», se apresuró á interrumpirle. Bueno; ya lo sabemos. Pero ¿qué duquesa es la que encontraste?... La señora duquesa de Delille.
¿Pues yo qué hecho? dijo, remedándola con gesto grotesco, Salomé. Miren la hipócrita, ¡qué monstruo, Dios mío! Paula, no te asustes añadió, acercándose á la cama; no nos des un nuevo disgusto. Ya sabemos qué clase de persona hemos recibido en nuestra casa. Todo se ha descubierto, niña continuó Paz Ya no nos engañará usted más con su cara de mosquita muerta. Pero ¡qué atrevimiento, qué iniquidad!
30 El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres? Respondedme. 31 Entonces ellos pensaron dentro de sí, diciendo: Si dijéremos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creisteis? 32 Y si dijéremos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos juzgaban de Juan, que verdaderamente era profeta. 33 Y respondiendo, dicen a Jesús: No sabemos.
Dorotea, la amada en su juventud, intentó reanudar sus antiguas relaciones, pero no hizo caso de ella, casándose con Doña Juana de Guardia; no sabemos cuándo con exactitud, pero debió de ser al finalizar el siglo. Desde entonces fué su vida más tranquila; pocas veces, y por corto tiempo, abandonó después á Madrid.
Tiene usted razón; no hay nada más estúpido que fiscalizar el trabajo de los artistas. Alegrémonos del resultado de sus esfuerzos cuando nos lo ofrecen y no les persigamos con nuestras prisas. La de Peñarrubia frisaba ya, como sabemos, en los cuarenta. Fisonomía bastante ajada, aunque no desprovista de belleza; pintado el rostro y teñidos de rubio los cabellos.
La admiraba y la protegía a prudente distancia; pero esta prudencia se parecía demasiado en sus tramites al desvío de un extraño, y él no podía conformarse con tan poco. Ya sabemos que había vuelto a frecuentar la casa de la marquesa desde que se andaba en ella a escobazos con el diablo. En una de sus visitas, estando ya la desterrada joven en Madrid, halló a su amiga muy alarmada.
Palabra del Dia
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