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Actualizado: 31 de mayo de 2025
El novio montaba en un caballo, llevando la hembra a la grupa; todos los chavales, jinetes en sus mejores bestias, les daban escolta, llevando también a ancas las mozas del barrio, y la vistosa cabalgata partía al trote por los campos, como si esta ceremonia fuese una iniciación del matrimonio en la vida andariega de la raza.
No vayas por allá, muchacho dijo poniéndose serio . El Mosco es muy bruto, y está que echa chispas. Han pasado dos meses desde que os fuisteis, pero te soltará un escopetazo lo mismo que el primer día. Algunos chavales de la busca que querían a la Feliciana han averiguado dónde vivís, y le llevan este soplo y otros.
En el fondo del patio se había establecido un sillero que hacía fondos de junco y tenía montones de ellos arrimados a la pared, los unos teñidos de rojo y puestos a secar, los otros sin teñir, cortados y apilados. Eran enemigos jurados de este industrial los chavales de la vecindad, que bonitamente le robaban los juncos para sus juegos y diabluras.
Los viejos continuó aquel filósofo rústico aún le tenemos cierto aquel a su mercé y a los de su época. Sabemos que no se han hecho ricos con sus sermones como muchos otros: sabemos que han padecío y se las han tragao de muy duras... Pero mire su mercé a los chavales. Y señalaba a los que se habían quedado sentados sin aproximarse a Salvatierra; todos jóvenes.
Era una manada de salvajes, compuesta de dos tagarotes como de diez y doce años, una niña más chica, y otros dos chavales, cuya edad y sexo no se podía saber. Tenían todos ellos la cara y las manos llenas de chafarrinones negros, hechos con algo que debía de ser betún o barniz japonés del más fuerte.
¿Qué vas a jaser, compare? Son cosas de la vida... Lo mesmo hisimos nosotros cuando éramos chavales. El padre acababa por meterse en casa, y como en algo tenía que demostrar su indignación, la costumbre era que diese a su mujer una paliza de muerte.
Estaban en la misma puerta del cafetín, jugueteando como dos chavales, dándose golpecitos en el abdomen y obsequiándose mutuamente con buñuelos, que acompañaban de latines y signos en el aire, como si se administrasen la comunión. ¡Vaya un par de «puntos» alegres!
Tú y yo somos chavales, somos juertes y podemos dormí en el corral». Y la gachí no quiso y me echó a la caye; y yo no lo sentí, porque me quedaba con mi mare y mi primo, y valen más ellos ¡ay! que toas las jembras del mundo... He tenío las novias a osenas, he estao a punto de casame, me gustan las mositas... pero quiero a Mari-Crú como no quedré en jamás a denguna mujer... ¿Cómo explicar esto a su mersé, que sabe tanto?
Palabra del Dia
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