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Actualizado: 21 de julio de 2025
Leeds, le dijo en tono familiar: Eh, mister, puesto que no hay más que nosotros y no somos indios que se dejan pescar, ¿permite usted que les haga ver la trampa? Ya sabemos que es cuestion de óptica pura, pero como el P. Camorra no quiere convencerse...
Apenas Juan Montiño había desaparecido por la escalerilla de las Meninas, cuando Quevedo, que como sabemos observaba desde la puerta, se embocó por aquellas escaleras en seguimiento del joven.
Este es acaso nuestro estado, y éste a nuestro entender el origen de la fatuidad que en nuestra juventud se observa: el medio saber reina entre nosotros; no conocemos el bien, pero sabemos que existe y que podemos llegar a poseerle, si bien sin imaginar aún el cómo.
Si no, ¿cuál de los vivientes habrá en el mundo que ahora por la puerta deste castillo entrara, y de la suerte que estamos nos viere, que juzgue y crea que nosotros somos quien somos? ¿Quién podrá decir que esta señora que está a mi lado es la gran reina que todos sabemos, y que yo soy aquel Caballero de la Triste Figura que anda por ahí en boca de la fama?
La reflexion no basta para despojarnos de la inclinacion natural; y la razon, aun la mas cavilosa, si alguna vez puede hacer vacilar los fundamentos de esta creencia, no alcanza á convencerla de errónea. Los que dan mayor importancia á esas cavilaciones podrán decir que no sabemos si existen los cuerpos, pero nó probar que no existan.
En la Exposición de Filadelfia fueron premiadas, y abrigamos la convicción de que también lo serán en la próxima de París, adonde sabemos se mandarán. Los tejidos de piña que hacen las mujeres son muy buscados en el comercio. La salubridad de Atimonan es buena, y aun cuando no se halla en la misma playa, solo la separa el corto cáuce de la desembocadura del río, á cuya margen derecha se levanta.
Ha ocurrido aquí una cosa muy gorda que llaman crisis ministerial: consiste en que los que mandan se quitan para que manden otros. Pues bien; yo quise hacer la historia de esta cosa: he de confesar que yo no sabía nada de ella. Sin embargo, las historias de las cosas que no sabemos son las mejores historias.
Necesitamos decir cómo el tío Manolillo había podido aparecer tan dramáticamente en medio de aquel bandido y de aquella ramera. Sabemos que al salir de la taberna donde había estado con el cocinero del rey, se había ido derecho á llamar á la puerta de doña Ana. Abriéronle, porque hay maneras de llamar que mandan, que se hacen obedecer, y el tío Manolillo había llamado de una de aquellas maneras.
Estos tuvieron la atención de manifestarse disgustados por la gacetilla, aunque sin hacer tampoco extremos. Ya sabemos que esto no se acordaba con la naturaleza de aquella templada y patriarcal reunión.
Esta situación será para los dos extremadamente difícil, sabiendo lo que uno y otro sabemos y teniendo que tolerarla por tres o cuatro meses; mas, puesto que yo tendré valor para sufrirla, también tú tienes que tenerlo. Me someteré a lo que quieras.
Palabra del Dia
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