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Actualizado: 17 de julio de 2025


Estos vagabundos se mantenían de sus versos, y en plena vida rural, llevaban la existencia independiente de fiera miseria y alegre parasitismo de los artistas de la bohemia en las grandes ciudades. Aresti admiraba la sencilla fe de aquel pueblo niño que reía las gracias de los versolaris y admiraba sus chistes inocentes, incapaces de producir la más leve impresión en un hombre de la ciudad.

Educado en los prejuicios de la riqueza rural, creía que una persona decente no podía oponerse a la unión con una hembra fea y arisca, siempre que tuviese fortuna. El suegro y la nuera se entendían perfectamente.

En esta lucha con la carne hay su poesía. De otra suerte, no habría místicos. Cuando terminó la carrera era el modelo que se ofrecía a los colegiales. Humilde, reservado, grave y dulce a la par, rezador incansable y con la nota de meritissimus en todos los cursos. Ya le tenemos ejerciendo el cargo de teniente párroco en Peñascosa. Hubiera preferido marcharse a regentar una parroquia rural.

Esta circunstancia hizo creer en los primeros momentos, que el fuego que se sentía provenía de alguna escaramuza que libraba con los rebeldes el citado capitán Cossío, y júzguese, pues, de la sorpresa de los defensores de La Maya, cuando súbitamente los alzados se presentaron por el extremo opuesto, atacando resueltamente el cuartel de la Rural.

Anteriormente la tendencia natural de la población rural era la de dedicar todas las energías a la industria pecuaria, con perjuicio de la agricultura en cierto modo; pero últimamente se han hecho esfuerzos para que se divida y subdivida el terreno de las grandes estancias o haciendas en pequeños lotes, que son distribuídos entre los que carecen de tierras.

No hay cuidao contestó el bandido brevemente, poniéndose fosco, como si no quisiera admitir indicación alguna sobre sus precauciones. Cogió la cuchara, requirió un gran pedazo de pan y miró a los demás, a impulsos de su cortesía rural, para convencerse de si había llegado el momento de comer. ¡Salú, señores!

Exigía dinero a los ricos, y con gestos de actor que se ve contemplado por inmenso público, socorría de vez en cuando a una pobre vieja, a un jornalero cargado de familia. Estas generosidades eran agrandadas por los comentarios de la muchedumbre rural, que tenía a todas horas el nombre de Plumitas en los labios, pero era ciega y muda cuando preguntaban por él los soldados del orden.

Hasta aquí la capital. En los pueblos, el traje de las campesinas varía mucho, pero siempre sobre la base de un jubón negro de anascote. La falda va aparte, y es de coco, indiana ó percal. En algunas villas sólo las hay de picote listado. De todos modos, la elegancia rural consiste en colgarse cuantos refajos y enaguas se poseen, aunque sean cincuenta.

Testigos presenciales de las vicisitudes y los incidentes de la penosa campaña que acaban de librar nuestras tropas en Oriente, hemos tenido oportunidad de admirar en muchas ocasiones la increible resistencia de los soberbios corceles del Tercio Táctico, de la Guardia Rural, que una vez aclimatados resisten admirablemente la temperatura tropical y son capaces de realizar jornadas increibles, lo mismo por la sierra que por el llano, sin experimentar el más leve quebranto.

Lacoste prestó declaración ante el comandante auditor de la Guardia Rural, señor Sardiñas, quien estuvo durante dos horas interrogándolo. Ha producido tan buen efecto la captura de Lacoste, que el comandante Castillo ha sido muy agasajado, no solo por sus compañeros, sino por los particulares y el Ayuntamiento, el cual dedicó una velada en su honor.

Palabra del Dia

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