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Actualizado: 13 de junio de 2025


Porque, al fin y al cabo, ¿impediría con sus actos personales las esperanzas que da el ayer? Se había puesto a considerar la víspera su situación desde un falso punto de vista. Estaba furioso contra Dunstan, y no había pensado más que en una ruptura completa de su convenio mutuo.

Cuando Marner volvió en , prosiguió la acción suspendida y cerró la puerta, inconsciente de la ruptura de la ilación de sus ideas, inconsciente de que hubiera ocurrido ningún cambio, a no ser que la luz del día se había obscurecido y que se sentía helado y desfallecido. Se imaginó que había permanecido largo tiempo mirando hacia fuera.

Díganos usted un día cualquiera, que aunque luego resulte otro, pensaremos que no ha sido por su voluntad. Bueno, pues mañana. ¡Eso tampoco! gritaron ambas solteronas alborozadas. No son ustedes fáciles de contentar. ¿Qué día quieren que me case? Señálenlo ustedes. El conde no había dicho una palabra a nadie de la ruptura de su matrimonio.

Como nadie debe desear ni esperar esta desgraciada ruptura, que sería un mal para todos y solamente el último argumento en el trance más desesperado, vamos á examinar al través de qué formas de evolución pacífica podrían las Islas continuar sometidas á la bandera de España, sin que los derechos, ni los intereses ni la dignidad de unas y otras se encontrasen en lo más mínimo lastimados.

Empujado por una débil brisa, con todas sus velas extendidas, desde el contrajuanete hasta los foques de estay, venía del Perú y se dirigía a Lisboa con pabellón inglés, ignorando la ruptura de Francia y de Inglaterra. El departamento del capitán lo ocupaban don Carlos Toscano y su esposa, ricos negociantes de Lima, que habían fletado el San Pablo en el Callao.

Como no la encontraba muy de su gusto, quería desligarse de su compromiso, y para no hacer un papel odioso, se ha arreglado de manera que la ruptura la iniciásemos nosotros. No está mal imaginado. ¿No piensas lo mismo, María Teresa?

No es posible romper bruscamente con nuestras ideas y sentimientos, con lo que constituye nuestro carácter, sin que la ruptura produzca vivo dolor. Por esta época vino a visitarle un caballero chileno, aficionado a la zoología y dedicado también a la especialidad de las mariposas como él. Venía de Alemania y se disponía a regresar a su país.

Anhelando salir del laberinto en que sus pensamientos se perdían, no encontraba la senda que su conciencia atormentada le sugería tomar para salir al gran camino donde evolucionaría lealmente. Mil escrúpulos la detenían; si hubiera estado cierta de que su novio deseaba una ruptura, no habría vacilado en retirar su palabra.

La guerra le había sorprendido viviendo en el Gran Hotel. Afortunadamente, recibió aviso dos días antes de la ruptura de hostilidades, pudiendo librarse de quedar prisionera en un campo de concentración... Y no quiso decir más. Era verbosa y franca al relatar los trabajos pasados, pero el recuerdo de los recientes le infundía una reserva inquieta y medrosa.

La Inglaterra lo acoge un día con calor, después de la paz de Bâle, lo trata con indiferencia después de la de Amiens, le escucha a su ruptura, y el incansable Miranda persigue con admirable perseverancia su obra.

Palabra del Dia

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