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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Eran ángeles grandes, ángeles blancos que marchaban sobre un camino azul por un paisaje de oro. Uno llevaba en sus manos una arquilla, otro una copa, otro un lienzo. Los reflejos del sol en sus cimas tenían el brillo de luengas cabelleras rubias; los sueltos jirones de vapor eran ondulaciones de albas túnicas removidas por el solemne paso.
Sois recuerdo perenne de sombras y de amor. Entre vosotras jugaron mis hermanitas lanzando al viento sus rubias cabelleras. Mientras yo encendía hogueras con los espinos y la hierba seca, donde venían a calentarse los hijos de los pastores. El vigoroso sauce que nos prestaba auxilio cuando el huracán se desencadenaba violento por el valle.
Cuando su pecho se levantaba o se bajaba, se habría dicho que obedecía a una fuerza extraña que lo dilataba y lo comprimía alternativamente. Su rostro pálido, color de cera, surcado por venas azules, estaba medio hundido en las almohadas y algunas delgadas guedejas rubias lo cruzaban, semejantes a reptiles. Oculté mi cara entre las manos: no podía soportar ese espectáculo.
Se habló de la belleza de la Tosti. Ramoncito, enternecido por el triunfo que acababa de obtener, quiso negársela; maldijo de las mujeres altas, y sobre todo de las rubias. Su amigo Pepe, alarmado por este desahogo que daba al traste con todos los planes de asedio en que habían convenido, le hizo una porción de guiños disimulados hasta que consiguió traerlo al buen camino.
Había en él dos señoras: una, joven, sentada en primera fila, y otra, de edad ya madura, casi oculta en el fondo... Parecía la primera una verdadera niña, delicada, fantástica, una de esas espirituales gatitas rubias que se crían a orillas del Sena y suelen tener, en efecto, todas las solapadas mañas de la raza felina.
Procura ensalzar a las rubias, a las altas, a las blancas, en fin, a las mujeres que tienen el tipo opuesto al de ella y no dejes de entusiasmarte bastante. Llévale la contraria, pero sin apurarte mucho. Eres muy testarudo y no conviene disputar demasiado. Un tono suave y despreciativo surte mejor efecto. Lo más conveniente es que me mires de vez en cuando.
Si tienes en ello alguna idea, en las relaciones de Harvey quedan algunas encantadoras misses, muy rubias, de talle largo y piernas cortas y la barbilla un poco maciza, que tienen dotes apetecibles. Hay que cruzar las razas, Tragomer. Sí, esas son las nuevas cruzadas. No estoy de esa opinión por el momento.
Cuando las necesidades del servicio hacían transcurrir junto a esta barrera a las camareras rubias, de limpio delantal y albo gorro, los mozos contemplativos parecían desesperarse y un rumor de palabra mascadas y de relinchos contenidos agitaba su cuerpo.
Más allá de estos corros femeninos en torno de las mesas de té, media docena de músicos, uniformados lo mismo que los camareros, agrupábanse sobre una tarima, alrededor de un piano de cola. Sus cabezas rubias de germanos y los arcos de sus violines destacábanse sobre los rectángulos luminosos de cuatro ventanas que cerraban la perspectiva.
Los viajeros y turistas que visitan Buenos Aires con propósito de estudiar nuestra sociedad y nuestras costumbres suelen maravillarse de lo general que es aquí la belleza femenina. Llámales igualmente la atención la extraordinaria variedad en la hermosura. No existe, como en Europa, la uniformidad de tipo: rubias en el Norte, morenas en el Sur.
Palabra del Dia
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