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Actualizado: 22 de julio de 2025


En días de fiesta patriótica, ayudado por Friterini, procedía al embanderamiento de la techumbre, dando explicaciones al comisario, único representante de la autoridad. Se expresaba como un jefe de protocolo llamado á consulta por el presidente del gobierno. Usted, don Roque, conoce muchas cosas; pero en esto de las banderas yo mejor con qué bueyes aro.

No se le había oído jamás otra interjección, pero, en cambio, de ésta poseía tal abundancia, que no le bastaba poner una a cada palabra; a veces ponía dos o tres. Los tenderos salían a la puerta a escucharle, pero sonriendo, sin sorpresa alguna, como acostumbrados de antiguo a este espectáculo. Don Roque hoy ha tirado de firme a los vencejos le decía uno a otro en voz alta.

While a Familiar of the Inquisition the true Lope wrote love-letters for the loose-living Duque de Sessa, till at last his confessor threatened to deny him absolution. Nor is this all: his intrigue with Marta de Navares Santoyo, wife of Roque Hernández de Ayala, was notorious."

El primer síntoma de temor fué una gacetilla o novela a la mano en verso-prosa describiendo aquella nueva tertulia y pintando a cada uno de sus socios con nombres de animales; Maza la víbora, Delaunay un gallo belga, Marín el jumento, don Roque el cerdo, etcétera, etc. Esta gacetilla exasperó a los del Camarote de un modo indecible.

En el presente siglo la industria en cuestión estaba muy decaída, no sabemos si porque había menos clérigos ó porque había más sastres. En el quinto piso de la casa de Tócame Roque, situada en la calle de Belén, tenían su nido dos hermanas, sastras de ropas sagradas, que habían venido muy á menos.

Dadas en este nuestro convento de San Luís obispo, del pueblo de Lucban, firmadas de nuestra mano, selladas con el sello mayor de nuestro oficio y refrendadas de nuestro Secretario en siete días del mes de Febrero de mil setecientos sesenta y tres años. Frey Roque de la Purificación, Ministro provincial

Y pensado y hecho, y sin andarse con algórgoras ni brujoleos, se nos vino al bulto y decretó impuestos, y estancos, y tarifas y qué yo cuántas gurruminas. ¡Dios me perdone!, pero cuentan que, anticipándose a un municipio de estos maravillosos tiempos, estuvo en un tumbo de dado que estableciera contribución canina, sin exceptuar de ella al perro de San Roque, ni al de Santo Domingo, ni al de San Lázaro, ni al de Santa Margarita que, según colijo, fueron santos aficionados a chuchos.

Cuando ocurría uno de estos incidentes, don Roque, olvidando las larguezas de González, se mostraba indignado. ¿No te decía yo que esto acabaría mal, Gallego?... Ahora veremos lo que dicen de Buenos Aires. En una de éstas, ché, voy á perder mi puesto. Pero ni de Buenos Aires hablaban, ni don Roque perdía su cargo.

Con el de tratante en esclavos, hallamos á un Francisco Diaz, que vivía en la collación de la Magdalena en 1564 y con el de corredor, á un Francisco Barja, vecino en la calle de San Roque, según consta del Padrón de 1691 .

Sacábanse copias de las cartas que hablaban de la Junta de Sevilla y de la sublevación de las tropas de San Roque, y aquellas copias circulaban con una rapidez que envidiaría la moderna Prensa periódica.

Palabra del Dia

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