Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 31 de mayo de 2025


Daba gana de echar a algunas de ellas una limosna, para calmarles las angustias del estómago, o un sombrero de desecho para sustituir la ruinosa chimenea, y a todas un asidero para sostenerse, sin rodar hasta el monte, en la postura violenta en que yo las veía.

Lo cierto es que cuanto más espléndido me muestre, más claro verá ella el propósito de romper, y aquí de lo que se trata es de cortar por lo sano... Bien pesado y medido todo, puede que los mil duros sean su perdición... si se los gasta en trapos y se echa a rodar por esos mundos de Dios. Lo sentiría porque la pobre no lo merece. ¿Y a qué me importa?

Fué preciso obedecerle, y después de vender cuanto teníamos, muebles, ropa, todo lo que había en la casa, emprendimos el viaje, solitas, en un carruaje que daba muchos tumbos y que hacía mucho ruido al rodar en los empedrados. Caminábamos de día y de noche, y sólo nos deteníamos en las posadas para dormir y descansar unas cuantas horas.

Su vida había sido un amargo y desbordado rodar hacia abajo, como todas las vidas y todas las cosas, hacia las negras aguas del misterio. Y aconteció que la misma noche que un periódico publicaba el elogio rimado de su risa, una de esas sombras que cantan canciones lúgubres y corrompidas en la alta noche, me dió la nueva amarga. ¡La pobre ha muerto hoy en el hospital!

Faltó poco para que don Mariano lo echase todo a rodar, lanzando algún insulto a la cara de aquel soldadote; pero las amarguras que desde la noche anterior venía padeciendo le tenían muy abatido. Por otra parte, temió comprometer gravemente la situación de su hija, y viéndola libre no quiso perderla de nuevo.

¿Y qué se me da? ¡Ah! pues si á vos no os da, á menos. Entremos. Se van á maravillar cuando vean en esa caverna un manto de terciopelo y una encomienda de Santiago. Nos echamos á rodar. Hace mucho tiempo que entrambos rodamos. Pues rodemos.

A cada momento sentía el conato de echarlo todo a rodar y de declarar a doña Inés que Dios no la llamaba por el camino por donde ella quería que fuese.

La cólera y el miedo se enseñorearon de su alma. ¿Por qué había de estar unida á un hombre á quien no quería? ¿Era su marido? No. Pues entonces, ¿qué obligación tenía de sufrirlo? El día menos pensado se le subía la fachenda á la cabeza, lo echaba todo á rodar, como otras veces, y perecía á sus manos.

El no era jugador; le fatigaba permanecer inmóvil ante una mesa; creía pueril preocuparse por el rodar de una bolilla de hueso ó las combinaciones de unas cartulinas pintadas. ¡Hay en la vida tantos placeres más interesantes!... Pero aquella noche, orgulloso de su poder, sintió deseos de reñir una batalla con la fortuna.

El toro, en el mismo instante en que él se disponía a entrar a matar, había arrancado inesperadamente contra él, atraído por la «querencia» del caballo que estaba a sus espaldas. Fue un encontronazo brutal, que hizo rodar y desaparecer entre sus patas aquel cuerpo forrado de seda y oro.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando