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Actualizado: 27 de octubre de 2025


Al fin, habiendo dejado escapar un acorde más áspero y estridente que los otros, el viejo párroco no pudo aguantar más, y levantándose vivamente, se fue hacia él y le encajó una patada en los riñones que le hizo caer de bruces. Allá fueron el músico y su violón rodando con estrépito. Al ruido levantaron la cabeza todos los fieles.

13 Porque poseíste mis riñones; me cubriste en el vientre de mi madre. 17 Así que ¡cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán multiplicadas son sus cuentas! 18 Si los cuento, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo.

8 Entonces se acercó Aarón al altar; y degolló su becerro de la expiación que era por él. 10 Y el sebo y riñones y redaño del hígado, de la expiación, hizo perfume, como el SE

23 y mataré a sus hijos con muerte; y todas las Iglesias sabrán que YO SOY el que escudriño los riñones y los corazones; y daré a cada uno de vosotros según sus obras. 25 Pero la que tenéis, tenedla hasta que yo venga. 26 Y al que hubiere vencido, y hubiere guardado mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre los gentiles;

El suelo tapizado de estera fina de paja. Con el sombrero en la mano y las manos colocadas sobre los riñones, comencé a dar vueltas examinando los cuadros que colgaban de las paredes. Lo primero que llamó mi atención fue un retrato al óleo que representaba una mujer joven y agraciada, con lejano parecido a Gloria.

En hondas orzas vidriadas conserva la señora lomo de cerdo en adobo, cubierto de manteca; pajarillas, esto es, asaduras, riñones y bazo del mismo cuadrúpedo; y hasta morrillas, alcauciles, setas y espárragos trigueros y amargueros; todo ello tan bien dispuesto, que basta calentarlo en un santiamén para dar una opípara comida a cualquier huésped que llegue de improviso.

Otros de sus señoras celebraban En dulces versos de la amada boca Los escrementos que por ella echaban. Tal huvo á quien amor asi le toca, Que alabó los riñones de su dama, Con gusto grande, y no elegancia poca. Uno cantó, que la amorosa llama En mitad de las aguas le encendia, Y como toro agarrochado brama.

Los calambres, los dolores quemantes, el meteorismo, la sensibilidad de los tegumentos del vientre, la sensacion de contusion, de pesadez, de plenitud; los cólicos calambroídeos; la agravacion de estos síntomas por la menor ingestion de alimentos, por el frio, por la noche, caracterizan la accion del carbon en las vías gastro-intestinales, y hacen de él un medicamento escelente en los calambres de estómago; en la gastralgia y la pirosis con eructos ácidos; en ciertas disenterías pútridas, despues del período de congestion activa; en la inercia de los vasos abdominales con estancacion del sistema de la vena-porta, tension de los hipocondrios y de la region hepática, dolores en los riñones y el sacro, hemorróides pasivas con ó sin hemorragia, estreñimiento ó irregularidad de las deposiciones.

Muy pronto irá, Rufino, quizás lo lleve yo mismo. ¿Qué, ya están por volverse, don Ricardo?... Viera qué calor en la ciudad... ¡y miren que esto es lindo!... Si es una gloria estar aquí.... El que no anda muy bien, es su papá, don Melchor. ¿Qué es lo que ha tenido?... En las cartas no me decían que estuviese enfermo de cuidado... Parece que lo atacó el hígado... y algo de los riñones también.

El caballo, espantado, saltó la valla; una flecha silba a mi lado; después, una piedra me da en el hombro, otra en los riñones, otra hace blanco en el anca del animal, y otra más gruesa, me rasga la oreja. Agarrado desesperadamente a las crines, arqueado, con la sangre goteando de la oreja, galopé en una carrera furiosa, a lo largo de una calle negra.

Palabra del Dia

neguéis

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