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La madre, luego de varios intentos para despertar a su esposo, sin conseguir otro éxito que palabras incoherentes seguidas de nuevos ronquidos, había rezado hasta el amanecer por el alma del señor de la torre, creyéndolo muerto. Margalida, que dormía cerca de su hermano, le había llamado con voz queda y angustiosa al oír los primeros tiros. «¿Oyes, Pepet?...»

Te creía muerto, Gabriel, en esas tierras lejanas, y más de una vez he rezado por tu pobre alma, que bien lo necesita. El compañero mostraba en sus ojos el agradecimiento por estas palabras. Gracias, Esteban. Admiro tu fe, pero cree que no he salido tan bien como te imaginas de aquella aventura sombría. Mejor hubiese sido morir.

En honra y gloria del Sol, habria este mandado empalar á Zadig, y rezado luego el breviario de Zoroastro con mas devota compuncion. Bien, bien, dixo Drastanés, meneando la temblona cabeza: á Zadig se le ha de empalar, porque tiene ideas erróneas sobre los glifos; y al otro, porque ha hablado sin miramiento de los conejos.

Hoy no he rezado nada decía la devota á Clara al día siguiente de la entrada de Lázaro en casa de las Porreñas. Estaban sentadas las dos en el sitio de costumbre. Doña Paulita tenía en la mano nada menos que á San Juan Crisóstomo. Clara bordaba en un pequeño telar. Su cara expresaba la más calmosa y profunda melancolía. En cambio la otra parecía muy inquieta, contra su costumbre.

Y entonces se recoge en su asiento, toda arrugadita, toda temblorosa, y llora como una niña. Cuando se ha hecho de noche, la vieja se ha levantado y ha encendido la capuchina. Sonaban, unas largas, otras breves, las campanadas del Angelus, y ella ha rezado sus habituales oraciones a la Virgen. Después de estos rezos, ella tiene por costumbre hacer la cena; pero esta noche no la ha hecho.

Vivía así con ellos, mientras mis días se sucedían vacíos y sin gozo, como los anillos de una cadena sin fin. En el curso del tercer año, Marta me confió que el deseo más ardiente de Roberto iba a realizarse, que la plegaria que tan a menudo ella había rezado en el silencio de la noche, había sido oída: se sentía madre.

La morena ha dicho: «... y en particular a sor Elisa, para que se le vayan ciertas ilusiones». Esta sor Elisa que tiene ciertas ilusiones piensa Azorín , ¿quién será? ¿Qué ilusiones serán las que tiene esta pobre sor Elisa, a quien él ya se imagina blanca, lenta, suave, un poco melancólica, a lo largo de los claustros callados? Las monjas han rezado una salve.

Y a continuación de este exordio empezó su discurso por el final, mencionando la conversación de la noche anterior con «la buena señorita», de litera a litera, después de haber rezado el rosario.

Después de haber rezado todas las oraciones que sabía de memoria, algunas compuestas por ella, dejó descansar los labios y se entregó a una suave meditación, donde su fantasía se espació como en un campo infinito esmaltado de flores.